El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
El jueves 4 de enero se inauguró la muestra “El arte de verdad, benevolencia y tolerancia”, en la sala Paracas de la sede principal del Ministerio de Cultura (Mincul). Se trata de una muestra itinerante, que viene recorriendo numerosos países de todo el mundo desde más de una década, y que está compuesta por obras realizadas por artistas de diversas nacionalidades, todos ellos inspirados en la disciplina de meditación Falun Dafa, originaria de China y basada en los principios de verdad (zhen), benevolencia (shan) y tolerancia (ren), que son el fundamento básico de la moral humana. La muestra iba a estar en exhibición todo el mes de enero; sin embargo, a tres días de esa inauguración, el propio Mincul ordenó su cancelación y cierre definitivo, en un acto arbitrario y de mostrando una voluntad de censura inaceptable en una institución de su naturaleza.
¿Qué llevó a los funcionarios del Mincul a ejercer esta censura tan radical e irracional? Todo indica que fue la presión del Gobierno chino (a través de su embajada en nuestro país), que tiene ya varios antecedentes de interferencias con las actividades realizadas por el Falun Dafa en diversos países. Para explicar esa persecución es necesario hacer un poco de historia. El Falun Dafa nació a inicios de los años noventa del siglo pasado, como un movimiento religioso dentro de la línea budista taoísta. Al inicio fue bien visto por el Gobierno y el Partido Comunista de ese país, lo que ayudó a su rápido crecimiento. En menos de diez años ya eran una comunidad de 70 millones de personas, y comenzaron los roces con el Estado, sobre todo en materia “moral”, lo que explotaron en abril de 1999, cuando más de 10,000 seguidores de este movimiento se reunieron frente al edificio central del Gobierno (en Beijing) exigiendo que el Estado no interfiera en sus prácticas.
Desde entonces son numerosas las denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte del Gobierno Chino contra los seguidores de Falun Dafa (llamado también Falun Gong). Los más macabros de estos crímenes están relacionados con la sustracción de órganos realizada por el Gobierno chino a “presos de conciencia” pertenecientes a este movimiento. Una macabra práctica ante la cual han protestado el Parlamento Europeo, la Cámara de los Comunes de Canadá y otras prestigiosas instituciones de todo el mundo. En este contexto, la exposición itinerante “El arte de verdad, benevolencia y tolerancia” es parte de una campaña para denunciar mundialmente esos abusos y violaciones de los derechos humanos de los seguidores de Falun Dafa: un total de 18 obras plásticas en las que el profesor Kulun Zhang y otros artistas grafican las persecución y los crímenes cometidos contra el movimiento.
Entonces, no podemos dejar de preguntarnos cómo, en un contexto de buenas relaciones diplomáticas y comerciales con China, el Ministerio de Cultura decide alojar una muestra artística de este tipo. Y los responsables parecen ser una serie de funcionarios menores del Mincul, quienes aceptaron realizar la exposición sin saber siquiera de lo que se trataba, y que cuando recibieron la previsible respuesta de la Embajada de China (en defensa de la imagen y el punto de vista de su Gobierno) tuvieron la reacción más infantil: cerrar definitivamente la exposición y dar como motivo de esa decisión cualquier pretexto. En este caso, que la muestra no ha cumplido con “la firma de un contrato y el pago correspondiente”. Es lo que ha afirmado la Oficina de Comunicaciones e Imagen Institucional del Ministerio de Cultura, en un comunicado tan vergonzoso como la propia clausura de esa exposición.
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