Dante Bobadilla

Un remedio amargo

Antiguos antifujimoristas que hoy piden votar por Keiko

Un remedio amargo
Dante Bobadilla
05 de mayo del 2021


Es paradójico ver a personajes ilustres pidiendo casi desesperadamente el voto por Keiko Fujimori, luego de pasar los últimos veinte años estigmatizando al fujimorismo con toda clase de infamias. La cultura del odio y la mentira contra el fujimorismo se esparció más allá de los sectores de izquierda afectando a las nuevas generaciones, hasta el punto en que hoy muchos prefieren darle una segunda oportunidad al senderismo antes que al fujimorismo. Esa es la cosecha de todo lo sembrado en estas dos décadas.

El antifujimorismo es la expresión más vil de nuestra época, una moda establecida por las elites para exhibir su moralismo hipócrita. Fue el triunfo de la posverdad. Es decir, de una falsa verdad sustentada nada más que en simples opiniones sesgadas, sin ningún sustento en los hechos ni en la realidad, buscando motivar el morbo y crear sintonía con el sentir de las masas.

Podemos escribir un libro con todos los mitos inventados contra Alberto Fujimori, desde las 40 maletas cargadas con lingotes de oro que se llevó del Perú, hasta las 300,000 esterilizaciones forzadas que –según las oenegés de izquierda– perpetró al mejor estilo nazi. Habría que incluir, desde luego, las perversas acusaciones de “autor mediato” de las masacres de La Cantuta y Barrios Altos, formuladas intencionalmente para asegurarse de que cumpla un plazo mayor de carcelería injusta. Nadie dice que Fujimori fue un santo. Cometió diversas fechorías políticas en busca de controlar las instituciones y la prensa, y quedarse en el poder. Nada que no se haya seguido viendo después de él.

El antifujimorismo surgió de personajes que gozaban de cierta autoridad social, académica y política, respaldados por medios que tenían credibilidad; pero también fue la pose de fantoches que pretendían pasar por dignos y moralistas con un odio al fujimorismo que rozaba lo patológico. A nadie le interesó la verdad. Nadie se tomó la molestia, por ejemplo, de ir al MEF a revisar las cuentas para saber si faltaban US$ 6,000 millones en el erario al final del fujimorato. Se limitaron a repetir la mentira de que Fujimori se robó esa fabulosa suma, inventada por un irresponsable procurador que nunca hizo una sola pesquisa. Y basados en esa mentira colosal que se repitió en portadas, las oenegés rojas colocaron a Fujimori en el ranking de los gobernantes más corruptos del mundo.

Luego de tanta manipulación y mentira, la pregunta que muchos se hacen ahora es cómo creer en esos mismos personajes que ahora nos piden votar por Keiko para salvar la democracia. Todos ellos serán responsables si el país cae en manos del extremismo de izquierda, pues no supieron calcular las consecuencias de sus odios y mentiras. No sorprende que la izquierda caviar, luego de posar como dignos e incorruptibles defensores de la moral y enemigos de SL, corra a abrazarse con Pedro Castillo, líder de una facción sindical senderista, y con Perú Libre, liderado por un ex gobernador condenado en firme por corrupción. Queda claro pues que su pose electoral era falsa. Son lo que son.

Lo más cómico es que todos aquellos que apoyaron a Martín Vizcarra en su breve tiranía –durante la cual pisoteó la Constitución, invadió los fueros del Congreso, del Ministerio Público, del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, cerró el Congreso y lideró una época nefasta de persecución política con el apoyo de una prensa cómplice– tengan el cuajo de criticar el gobierno de lo noventa por hechos que son iguales o incluso menos graves que los vividos en estos últimos tiempos. Más aún cuando en lo que va de este siglo hemos roto todos los récords mundiales de corrupción política a todo nivel. No les queda mucho por criticar. Es hora de que dejen los noventa en paz y se ubiquen en la realidad presente.

Lo que muchos insensatos pretenden ahora es hundir el país para que no sobreviva el enemigo. Un crimen pasional del que nadie sale con vida puede ser el final de una era de odios enfermizos. Esperemos que al final recapaciten y prefieran tragar el remedio amargo para salvarse y salvar a todos.

Dante Bobadilla
05 de mayo del 2021

COMENTARIOS