Un minuto de silencio por el Perú

 

Este jueves la vacancia presidencial tendrá un segundo round, luego del primer intento fallido en diciembre del año pasado. Dentro de los tantos problemas que han ocasionado el más grande desgobierno de los últimos años en nuestro país la corrupción, sin duda alguna, encabeza la lista. Sobre ella, es curioso que mi mejor trabajo para la Maestría en Estudios de Políticas Públicas de la Universidad de Edimburgo se titulara Corrupción en el Sistema de Salud en el Perú, en el cual analicé el esquema de corrupción del escándalo del exconsejero presidencial Carlos “negociazo” Moreno. Digo curioso porque hoy releo la introducción que escribí y me doy cuenta de que si en ese momento pensé que nuestro panorama era desolador, nuestra situación actual es mucho, pero mucho peor.

En diciembre de 2017, comenzaba el estudio con una breve descripción de porqué la corrupción era un problema grave en nuestro país, señalando tres razones. Primero, el Perú tiene una larga tradición con la corrupción, incluso desde antes de nuestra independencia de la corona española en 1821, como bien señaló Alfonso Quiroz en su libro La Historia de la Corrupción en el Perú (2013).

Segundo, la corrupción ocasiona pérdidas millonarias al erario nacional debido a que,  según el Informe de la Comisión Presidencial de Integridad (2016: p.3), que se creó precisamente a raíz del escándalo del caso Moreno, nosotros perdemos aproximadamente S/ 12 600 millones al año, lo que equivale al 10% nuestro presupuesto del año 2016. O en buen cristiano, “… cien soles de cada mil, se la despojan [sic] a todos los demás ciudadanos del país”.

Tercero, la corrupción tiene consecuencias políticas desastrosas debido a que, de nuestros cinco últimos presidentes democráticamente electos, dos estaban en la cárcel con cargos de corrupción, uno era fugitivo de la justicia y los otros dos eran investigados por acusaciones similares (Germaná, 2017:p.1). Ya fue todo, ¡apaguen las luces las luces! La clase política, salvo algunas excepciones, nos ha fallado.

Ese escenario desolador fue descrito antes de que Barata declarara ante la Fiscalía por los aportes a las campañas políticas. Fue descrito antes de que la UIF revelara que PPK había recibido dinero de empresas suyas que realizaban consultorías con Odebrecht, mientras él ocupaba altos cargos públicos. Fue descrito antes de que el Congreso iniciara la cruzada por la vacancia. Todo ello ha causado la ira de la población respecto de la clase política a la que castiga, a veces sin distinguir, con bajos índices de aprobación.

Han pasado casi 200 años de nuestra independencia y el Perú, tal y como lo conocemos, ha muerto. El cáncer de la corrupción hizo metástasis. No obstante, estoy convencido de que en este nuevo capítulo post-Lava Jato las mejores líneas de la historia del Perú aún están por escribirse. Ya vendrán nuevas columnas sobre cómo mejorar nuestro país, por ahora solo me queda vestirme de negro y pedir un minuto de silencio por el Perú.

 

Lista de referencias

Comisión Presidencial de Integridad (2016) Informe Final de la Comisión Presidencial de Integridad. Detener la corrupción, la gran batalla de este tiempo. Disponible en: http://www.transparencia.org.pe/admin/ckfinder/userfiles/files/Informe%20Final%20Comision%20Presidencial%20de%20Integridad.pdf [Consultado: 12 de diciembre 2017].

Germaná, F. (2017) Corruption in the Peruvian Health System.

Quiroz, A. (2013) Historia de la corrupción en el Perú. Lima, IEP Instituto de Estudios Peruanos.