Dante Bobadilla

Un gobierno bananero

El reality show de la cuestión de confianza

Un gobierno bananero
Dante Bobadilla
20 de septiembre del 2018

 

Después de una saga de saltimbanquis en el poder, hemos acabado en manos de un grupete de improvisados sin raza ni partido, que al parecer ni siquiera comprenden el sistema democrático que nos rige. Creen que su voluntad es la ley y hacen interpretaciones cojonudas de la Constitución para pechar al Congreso, salirse con su gusto y agradar al populacho.

Ahora somos una república bananera donde el gobierno usa la Constitución para abanicarse, el gabinete solicita al Congreso voto de confianza para una tarea que tiene que hacer el propio Congreso, y luego el premier advierte que si el Congreso no hace lo que el gobierno quiere lo disuelven. Somos más que Macondo, estamos al nivel de un chiste de Verdaguer. Vivimos en una caricatura Marvel y Villanueva es un cómic.

El gabinete Pataklaun y el presidente Machín exigen que una vez hechas las reformas por el Congreso, el pueblo las ratifique a través de un referéndum. O sea, no basta que el Congreso que representa al pueblo las apruebe. Somos una republiqueta populachera donde el insigne electarado debe decidir las reformas constitucionales. No sé si reír o llorar.

¿Por qué no acusan de una vez a Vizcarra de desacato a la Constitución o algo por el estilo y lo sacan del poder? Ya no importa si eso calza con la Constitución, porque estamos en el todo vale de la interpretación auténtica. Si el Congreso no saca a Vizcarra, este lo cierra. Es un hecho.

Este disparatado reality show no hubiera sido posible sin el aporte de los bobos de siempre, que compran boletos para las tres funciones diarias de “luchando contra la corrupción”, vieja telenovela que repiten hace 18 años y sigue encandilando a los seguidores de Producciones IDL-La República. Una exitosa promotora de espectáculos antifujimoristas, asociados con la prensa mermelera, quienes apoyaron juntos a cada uno de los corruptos que pasaron por el poder y que, después de tanta lucha anticorrupción, no tienen ni un solo juicio abierto.

Según el guión de los cómicos ambulantes de izquierda, el Perú está infestado de corrupción por todos lados, al amparo de los últimos gobiernos elegidos por ellos y gracias al antifujimorismo militante y mediático, pero la culpa de todo la tiene igual el fujimorismo. No se preocupen por la falta de coherencia. No hace falta en el mundo progre-caviar, y menos la moral y la objetividad. En el Mátrix en el que nos hacen vivir a diario solo valen el relato, las portadas y las columnas venenosas que narran a la gente un mundo alucinógeno, donde los malos de la película son los fujimoristas y el mensaje final es odiar a Keiko.

Los adoctrinados en este “pensamiento CVR” vacían sus entrañas en los comentarios de las redes, sin más argumentos que el insulto. La ayahuasca antifujimorista que la prensa les ofrece a diario les ha destruido el cerebro. Ya no razonan. El Gobierno puede hacer cualquier barbaridad y no les interesa. Solo importa atacar al “Kongreso fujimorista”. Es la consigna de los zombies comecerebros amamantados en el antifujimorismo. El premier puede hacer el absurdo de exigir voto de confianza, dejarle la tarea al Congreso bajo amenaza de cierre, y ser estúpidamente vitoreado en la calle. Luego será justificado por las hienas hambrientas de la prensa corrupta, que esperan ansiosas lanzarse una vez más sobre los restos del fujimorismo.

Como ven, el país es lo de menos. No interesa. Vizcarra solo quiere subir en las encuestas. Los medios, las ONG y sus trolls solo quieren exterminar al fujimorismo. En este patético escenario ¿importan realmente las modificaciones constitucionales requeridas con urgencia por Vizcarra? Cambiado el nombre del CNM y la forma de elegir a sus miembros, al final siempre serán un grupito de burócratas ungidos con superpoderes. Y si el poder atrae a la corrupción, los superpoderes lo atraen más. No hay solución al dilema. Las demás reformas no tienen nada que ver con la “lucha contra la corrupción”. Son solo piruetas de circo pobre.

Me pregunto hasta cuándo nos seguirán engañando. Y hasta cuándo los bobos seguirán tragándose los mismos cuentos. Y otra vez aclaro: no es que sea fujimorista, sino que no soy bobo y no me trago cuentos. Alguien dijo que no se puede engañar a todos todo el tiempo, pero al parecer el Perú es la excepción que confirma la regla.

 

Dante Bobadilla
20 de septiembre del 2018

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