Seguridad y elecciones

Los candidatos y las propuestas de seguridad ciudadana

La inseguridad en las calles o incluso en nuestras casas es, sin duda, la preocupación más importante de la ciudadanía y, por tanto, uno de los temas gravitantes en estas elecciones.

En ese sentido, la eficacia del Estado es bajísima y superada por el crimen en todas sus formas. El problema se agrava por el crecimiento de la  corrupción policial-judicial-penal tanto en la cantidad y gravedad de los casos. Ya no se trata solo de autoridades que reciben coimas para “mirar hacia otro lado”, sino de oficiales que organizan y dirigen a las  bandas.

Es necesario cortar de una vez el flujo continuo y evidente de armas, granadas y munición provenientes de las FFAA y la PNP por más que Palacio ordene ignorarlo, y resalte tozudamente el (supuesto y jamás demostrado) tercio de armas proveniente del mercado legal, mientras aplica silencio cómplice a los dos tercios, tácitamente aceptados, de armas uniformadas en manos de la delincuencia. Respecto a las granadas de la extorsión, el 100% proviene de los cuarteles. El bajo precio de armas y granadas en el mercado negro hace insostenible pensar en el contrabando.

De nada sirven más leyes y penas más severas si la Policía no cuenta con laboratorios para investigar y demostrar culpabilidad. Es un error insistir en el enfoque legislativo del que es afecto el gobierno nadinista-humalista. Si no hay fiscalías suficientes para procesar en tiempo razonable las denuncias, realidad matemáticamente irrefutable, que comparte con el Poder Judicial.

El patético pedido de “chepa” del Director del INPE, porque no tiene sitio para más presos es inadmisible. Además, es la consecuencia de ser gobernados por oportunistas improvisados. ¿La visión policial? se queda corta.

Aunque algunos candidatos presidenciales no se han percatado aún que la Policía es una de las piedras angulares de la seguridad ciudadana. Al mismo tiempo, la investigación periodística es de crucial importancia para detectar los focos de infección y el análisis estadístico es una herramienta beneficiosa.

Pero  ambos, incluso juntos, son insumos y, como demuestra la historia reciente, no son el camino eficaz para la solución. Una pena que uno de los candidatos que pugna por el segundo lugar no lo haya entendido.

Lo que resulta preocupante es que el candidato de la “plata como cancha”  (logrados bajo sospecha de lavado de activos) evite sistemáticamente declarar sobre la inseguridad ciudadana. ¿Pensará el mencionado candidato junto a su equipo que el problema de seguridad es una ¨mera percepción¨ tal como afirmaron sus irresponsables aliados palaciegos?

Esconderse tras una supuesta “raza distinta” es solo un parafraseo del destructivo concepto divisionista llamado ¨etno¨ del gobierno de turno o quinquenio perdido.

Varias encuestas publicadas señalan que luchar por la seguridad requiere liderazgo presidencial expreso y continuo de una persona consciente de los riesgos de no fortalecer a la institucionalidad.

La inseguridad debe ser abordada desde una óptica política integral, que agarre la experiencia multidisciplinaria de su equipo, incluyendo experiencia de gestión, la policial y la lucha contra la corrupción. Todos estos ángulos de visión, contrastados con experiencias exitosas de realidades cercanas y similares, como la colombiana, nos muestran que hay luz al final del túnel, pero solo si votamos bien.

Por: Dardo López Dolz