Se educa con el ejemplo

Cuando vivíamos en la época en que leer implicaba un placer y una necesidad, cuando surgía una noticia ya conocida popularmente se expresaba: “eso es periódico de ayer”. Haciendo un parangón con las noticias del momento, diríamos que la pretensión largamente anticonstitucional del actual inquilino de Palacio de un “golpe de Estado a la criolla” tiene sabor a noticia pasada. Su encandilamiento a muchos podría ser resultado de las limitaciones existentes en el país sobre lectura comprensiva, pues de mucho releer nos quedamos en la antesala de la forma, sin entender el contenido.

Hoy la situación política pone al descubierto una crisis de gobierno motivada por la corrupción que fuera puesta en evidencia desde los inicios del gobierno de PPK. El Ejecutivo, tratando de esconder esta situación, aprovecha el antiaprismo y antifujimorismo existente, utilizando a sectores de la prensa (comprometidas con Odebrecht) al igual que a instituciones vinculadas a grupos políticos de la mal llamada izquierda, para desviar la atención de la población peruana. Y además señala como responsable de esta situación al Congreso, entreteniéndonos aún más con su llamada reforma política y del Poder Judicial. 

Lo cierto es que la errónea conducción de la administración del Estado, ha llevado al país a una de las más graves crisis de gobierno, frenando el crecimiento de la economía, resquebrajando las bases de la democracia, permitiendo el crecimiento de posiciones antisistema, y afectando la estabilidad política y social del país. Y en su intención de comprometer a la población “confundida aún”, encuentra como aliados informales a los gobernadores regionales, quienes tratando de esconder sus debilidades (de conducción, capacidad de convocatoria y respeto de sus pobladores) aprovechan las protestas –justas en la mayoría de casos– para ponerse a la cabeza, pretendiendo simular interés por la solución de los problemas regionales, enfilándose el carril del golpe (léase adelanto de elecciones).

La realidad nos muestra, por un lado, que se haya en curso una serie de protestas en el norte, oriente, centro y sur del país; que la confianza empresarial para invertir se encuentra en su peor nivel desde el primer trimestre del 2009; y que el crecimiento económico no superará el 2.2.% en 2019. Por otro, tenemos a un mandatario que ignora todo ello y acusa al Congreso de demorar la aprobación del adelanto de elecciones, buscando apoyo ciudadano para presionar la decisión sobre un tema anticonstitucional.

Circunstancias como la señalada convocan a respuestas serias, responsables y éticas. Se requiere de ciudadanos que asuman su verdadero papel y realicen acciones educativas al interior de sus hogares, en los espacios de trabajo, en círculos de amigos; que le den vuelta a la desinformación promovida por un gran sector de la prensa; que le quiten piso a la posiciones anti Estado esgrimiendo la verdad, admitiendo el principio universal de “predicar con el ejemplo”, esclareciendo con firmeza lo que realmente está ocurriendo, para no cargar en nuestra conciencia las secuelas de un paso equivocado que algunos grupos están ad portas de dar.

Se trata de dar inicio a una lucha política sin mayor recompensa que la mejora del país y la recuperación de los valores postergados por la corrupción. En este escenario, viene bien lo afirmado en los años sesenta por Luis de la Puente Uceda: “Hagamos de la política una pedagogía, elevemos la conciencia de las masas con el ejemplo y la prédica esclarecedora”.