Juan Carlos Valdivia

Prensa e Intimidad

Prensa e Intimidad
Juan Carlos Valdivia
30 de junio del 2014

El derecho de informar debe ejercerse con respeto a la ley

¿Cómo se sentiría usted, cuando descubre que un documento que usted está leyendo, viene siendo leído por encima de su hombro por un compañero de trabajo? ¿O quizás si usted se encuentra en un restaurante, por un atrevido mozo? ¿O cómo se siente cuando usted va en un transporte público y algún pasajero trata de leer lo que usted leyendo por encima de su hombro?

Pues en todos estos casos usted siente vulnerados sus derechos. Se ha traspasado una barrera, la que usted no ha autorizado atravesar. Se está vulnerando su derecho a la intimidad

Hago estas reflexiones introductorias para referirme al caso del congresista Mauricio Mulder, de quien hace unos días, fuera publicado un correo electrónico por el diario El Comercio, el mismo que fuera captado por los fotógrafos del diario mientras el congresista lo leía en el hemiciclo del Congreso durante la realización de una sesión plenaria.

El Comercio, ante el reclamo de Mauricio Mulder, respondió que el congresista se encontraba en un sitio público y que el documento era de interés público en tanto se refería a la defensa del ex Presidente García de las acusaciones que en ese momento se debatían.

Creo que El Comercio cometió un doble error.

La intimidad es un espacio impenetrable y el derecho a la intimidad se ejerce en la posibilidad de oponerse a que se penetre ese espacio sin autorización. ¿Un correo electrónico en la pantalla de un dispositivo es parte de la intimidad de una persona? Definitivamente lo es. En el supuesto harto discutible que la intromisión se haya producido en un lugar público –el hemiciclo del Congreso, durante una sesión- no significa que alguien puede escrudriñar en la correspondencia ajena por estar en un lugar público. ¿Entonces los congresistas podrían revisar la documentación reservada de los otros congresistas por el solo hecho de encontrarse en una sesión? Inaceptable argumento.

El espacio en las graderías para que se ubique la prensa, está hecho para que sigan las incidencias del debate parlamentario, en tanto éste es público, y de ninguna manera para que se espíe la documentación privada de los congresistas, pues esto constituye una clara violación a la intimidad.

Pero el asunto se agrava cuando El Comercio reconoce que el contenido del correo electrónico espiado y publicado se refiere a la organización de la defensa que venía realizando la bancada aprista de quien fuera Presidente de la República. Es decir El Comercio reconoce que está violando el derecho legítimo a la defensa. Organizar la defensa de un ciudadano ¿es un delito? ¿Cuál es hecho que lo convierte en asunto de interés público? ¿Le sorprendió a El Comercio que Mulder defendiera a Alan García? ¿O le sorprendió que el ex presidente coordinara con los congresistas de su partido? Ahí, lamentablemente no había noticia, sino tan solo un chisme. Y una transgresión al derecho a organizar su defensa, que tiene cualquier acusado.

El deber de la prensa es informar, pero dentro de los rigores de la Ley. Pretender convertir al periodismo en un ejercicio que tiene patente de corso para actuar por encima de la Ley, es inaceptable, más aún tratándose de El Comercio que presume de respetar su tradición histórica del ejercicio periodístico. Sin excesos, pero sin concesiones, así debe actuar la prensa.

Por Juan Carlos Valdivia

Juan Carlos Valdivia
30 de junio del 2014

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