Dardo López-Dolz

No se reduce el crimen castigando a las víctimas

Pretenden restringir la libertad de la gente honesta

No se reduce el crimen castigando a las víctimas
Dardo López-Dolz
10 de octubre del 2017

Hace algunas semanas, el actual ministro del Interior respondió rápidamente a una balacera —sucedida a escasos medios de Palacio— amenazando con “prohibir que vayan dos varones en una moto”. Además de la inconstitucional discriminación contenida en la reacción impulsiva, es evidente que esta no soporta el más ligero análisis de causa y efecto. Quien delinque es la persona, no el instrumento que utiliza. Me hizo recordar a aquellos niños que patean la pared con la que se golpearon la cabeza. Ya la nefasta dictadura militar de Juan Velasco impuso una norma similar para evitar arrebatos de carteras, los que siguieron produciéndose mientras engordaban las billeteras de la policía de tránsito. Más recientemente, tras el fracaso de los chalecos con número de placa, Colombia aplicó sin éxito una medida similar.

Siguiendo esa lógica, acabaríamos prohibiendo los autos de cuatro puertas, dado que son los preferidos por los delincuentes. Ni que decir de quienes pretenden prohibir conductas honestas como limitar el uso del efectivo, prohibir hablar por celular mientras se camina por la calle o usar cartera, joyas o relojes. No se reduce el crimen castigando a las víctimas; se puede recomendar evitar conductas que pueden convertir a un ciudadano honesto en víctima, pero no prohibirle llevarlas a cabo.

Todos los estudios serios de estadística criminal demuestran que las medidas destinadas a prohibir o restringir el acceso legal a una herramienta usada por los ciudadanos honestos para fines honestos, y eventualmente por los delincuentes para fines deshonestos, no logra impedir que estos últimos las sigan usando. Y acaba perjudicando solo a las personas respetuosas de la ley. Hay que tener mucho cuidado con restringir más la libertad de la gente honesta por los actos de la gente deshonesta, a la que les sigue importando nada desobedecer la norma.

Entre las muchas causas del crecimiento de la delincuencia, el narcotráfico es la más relevante. Solo comprendiendo tal realidad se podrán tomar medidas de efecto progresivo y duradero. Al pagar los narcotraficantes con droga algunos servicios prestados por terceros, se facilita el acceso local a la droga, lo que tiene un efecto multiplicador en la delincuencia y en la violencia de los delincuentes. Y la necesidad de lavar los ingresos del narcotráfico, aprovecha sinergias con otras actividades ilegales, generando además diversificación y especialización en las acciones delictivas, como el tráfico de personas (que además es usualmente usado de cubierta), la minería ilegal y diversas forma de evasión tributaria.

La impunidad alcanzada por la corrupción, demuele barreras morales en los funcionarios. Caídas estas, se genera una temporada abierta en la que se hace cada vez más fácil obtener beneficio ilegal mediante el pago de coimas. Ayer me escribió un amigo norteamericano que tuvo un papel relevante en la derrota de los carteles y el retroceso de la guerrilla comunista en Colombia. Me comentó preocupado que encuentra gran similitud entre la extendida corrupción en el Perú y la que propició el cartel de Cali.

Solo atendiendo prioritariamente la lucha contra el narcotráfico, se podrá atacar las raíces de la espiral delictiva.

Dardo López Dolz

Dardo López-Dolz
10 de octubre del 2017

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