Juan Villaran
Milei y semejanzas peruano-argentinas
Los cuatro puntos centrales en el conjunto de reformas que propone

Es natural que los fenómenos políticos causen sorpresa inclusive entre las clases altas y medias. Por ejemplo, cuando Fujimori ganó la primera vez, su mensaje fue contra la política tradicional, que el pueblo rechazaba. Y no anunció medidas extremas de despidos y similares, que Vargas Llosa sí había anunciado, pero contradijo en una campaña rodeada de incongruencias, de cosas que no se percibían sinceras ni con intenciones de acercarse al pueblo.
En eso sí existe semejanza entre ambos candidatos, Fujimori y Milei. Fujimori percibió bien la psicología del votante y no se equivocó. Una vez que ganó sí hizo las reformas no anunciadas, pero necesarias. Milei lo hace distinto, pues su mensaje es abiertamente radical, desde un inicio hacia la derecha e inclusive con mayor profundidad. Lo interesante es que los argentinos lo aceptan, y todavía más entre la juventud, al interior del país y en las clases populares, hartas del deterioro de la economía y la burocracia.
De ganar Milei, no me extrañaría ver un gabinete que incluya parte de la estructura Bullrich que, sin llegar a extremos, también identifica los mismos problemas. Y a diferencia de lo ocurrido en Perú en 1990, se puede volver algo más conservador en las medidas anunciadas. En su caso se verá ya en la cancha, de tener éxito en las próximas elecciones.
Hay cuatro puntos que sobresalen en el conjunto de reformas que Milei propone, y que se asemejan a nuestro periodo de cambio, especialmente entre 1990 y 1995, que transformó el Perú y nos dejó la actual Constitución, una de las mejores de Latinoamerica:
1) La lucha contra la corrupcion de la izquierda, contra su ideología fracasada suficientemente demostrada y contra la burocracia, a la que denomina despectivamente y con razón "la casta".
2) Un Estado más pequeño, pero más potente y eficiente.
3) Una independencia de la legislación nacional sobre injerencias de organismos internacionales politizados de izquierda.
4) Una estrategia que acompañe las reformas (talón de Aquiles de Macri, que lo intentó y fracasó) en base al respeto por la autoridad, la ley y el orden (esto lo anuncia con apoyo a las fuerzas policiales y militares). Y la militarización de las prisiones, donde sin duda se observará funcionar la inteligencia para detener a cabecillas de la subversión que pretenderán desestabilizar su eventual pero cada vez más posible Gobierno. Con ello se terminaría con la anarquía de los piquetes violentos que paralizan el transporte, la infraestructura vital y la economía.
De tener éxito, lo inmediato será también un cambio en la inseguridad ciudadana, que agobia transversalmente a toda la sociedad argentina. Este logro, unido a otros, le permitiría seguir recibiendo el respaldo popular para consolidar los cambios.
Son acciones que medirán ya su nivel de estadista y del éxito que pueda tener en lograr el acompañamiento y la coordinación legislativa con el Congreso. Y que bien podrían trasladarse a nuestro país.
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