Juan C. Valdivia Cano
Milei acusado (respuesta a un colega)
Pregunta: ¿Es usted admirador de Milei?

Respuesta: Estoy con su política estatal. Argentina no puede volver a alguna forma de peronismo, o estatismo intervencionista, o kirchnerismo, después de lo ocurrido los últimos 80 años. Es un ejemplo para nuestros países de medias tintas y ninguna solución. También estoy completamente de acuerdo con la política económica. Y admiro su fuerza y su carácter, su dominio de la economía y su capacidad de liderazgo, aunque se demostrara que no es un buen chico, por delito u otro indebido comprobado. Sin negar que sería muy malo ética y políticamente, eso no desmiente ninguno de los rasgos que motivan mi admiración, expresada en nueve artículos publicados en este medio. Me explicaré.
Milei no es menos inteligente (su dominio de la economía no deja dudas), ni menos capaz políticamente porque se le compruebe, o no, delito o falta, judicialmente. Eso tampoco desmentiría que Milei es un liberal en economía y en el respeto al Estado Constitucional de Derecho. No ha necesitado violar normas constitucionales ni legales para implementar su política. Por otra parte, la mayoría de medianos y grandes políticos, como Napoleón, Cesar o el Papa Alejandro VI (o su hijo Cesar Borgia), no eran nada buenos (para no hablar de Hitler o Stalin). Pero sus maldades no desmienten sus carismas, cuando los tienen. Además, habría que probar judicialmente esas maldades, si las hay.
Teniendo en cuenta las tres fuentes y tres partes integrantes de una formación social (política, economía e ideología) estoy con su política estatal, con su reforma radical del Estado y de la economía, en el mejor sentido ¿Qué hay del aspecto ideológico?. En uno de los 9 artículos que dediqué a Milei (que el colega ha tenido la amabilidad de publicar en el wasap de profesores de la Facultad de Derecho de la UNSA), hago notar que Milei es en religión un judío cuasi ortodoxo, y, entre otras, está contra todo “aborto”.
Yo, por mi parte, no creo en un Dios personal, antropomórfico, sentado en su trono, externo y 100,000 kilómetros por encima del pobre hombre y la tierra. Creo en un Dios que está en cada uno de nosotros y en todo lo que existe en el universo. Y creo que la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo y, dentro de ciertas condiciones –como el tiempo de embarazo–, si interrumpe o no ese proceso. No el Estado, o la Iglesia, o el esposo, o los vecinos, etc, sino ella, la gestante. ¿No tiene derecho a la vida, al cuerpo y la salud? Pero lo que no se puede es no decidir y alguien lo hará de todas maneras. ¿Quién si no la mujer misma?
Sin embargo, ideológicamente, considero a Milei un liberal, entre otras razones, porque el liberalismo no es una ideología, sino un conjunto de dogmas obligatorios y absolutos. Los liberales no están obligados a coincidir en todo. Lo principal es la libertad, la dignidad, la no discriminación, la propiedad y la seguridad. Lo demás es cosa de cada liberal. Por ello, con respecto al Dios judío y al “aborto” creo estar más cerca del liberalismo que él. Pero seguramente él cree lo mismo desde su perspectiva, porque dirá que oponiéndose en términos absolutos a todo tipo de aborto, el defiende mejor la vida, que es un derecho fundamental.
Lo cierto es que nadie es dueño del “verdadero liberalismo”, porque no existe una cosa así. Y de ahí la tolerancia en el mejor sentido (que no es el de “aguantar” o soportar) como seña de identidad intrínsecamente liberal, no como deber u obligación sino como comprensión.
Gracias por difundir mis artículos sobre Milei. El que los lea, se dará cuenta por qué sigo sosteniendo hasta hoy lo que allí digo de Milei y de su gobierno, aún en la hipótesis que se pruebe judicialmente la comisión de un delito o falta. Mi decepción sería ética (jurídica, moderna), no económica, ni política. En ninguno de mis nueve artículos digo –o insinúo– que Milei es un santo, ni siquiera un buen chico. Pero, en cualquier caso, también tiene derecho a la presunción de inocencia: importante principio jurídico.
Lo que importa en política, en primer lugar, son las consecuencias de los actos de gobierno. Y Milei ha salvado a la Argentina (y no solo de la hiperinflación). Si se mantiene su política estatal y económica, con o sin él, Argentina saldrá del desastre en que se postró 80 años. Y eso es lo que realmente importa.
COMENTARIOS