Matrimonio civil y unión de hecho

El matrimonio tiene sus orígenes en la incidencia de los elementos romano, cristiano y bárbaro germánico. Es la institución por excelencia, en la cual se generan los vínculos humanos y toda su descendencia, y es la razón de ser de toda sociedad. Su estructura de hierro ha soportado el paso del tiempo; y aun bajo absurdas modificaciones, sigue manteniendo su esencia y sosteniendo a la humanidad entera. 

La familia es la razón de ser de la sociedad, y el matrimonio es la figura legal que protege los vínculos que se crean con ella. Tiene su origen etimológico en el vocablo latín matrimonium, que a su vez proviene del vocablo latino matre, que significa madre, y monium, que significa calidad de. Matrimonio es parónimo de patrimonio; sin embargo, la palabra matrimonio hace referencia específica a la unión de marido y mujer, refleja el estatus jurídico de una mujer casada y la maternidad legal, el derecho legítimo a ser la madre de los hijos que gesta.

Resulta interesante cómo empalma la etimología los términos matrimonio y patrimonio, indicando el sentido general con el que se desarrollan estos vínculos sociales entre nosotros, de modo que patrimonio refiere la relación de verticalidad entre distintas generaciones, y el matrimonio comprendería las relaciones horizontales entre individuos de la misma generación. Con toda probabilidad, el derecho como ciencia ha sido el más grande aporte que Roma ha dado a la humanidad. 

Modestino definía al matrimonio como: «Nuptiae sunt coniunctio maris et feminae et consortium omnis vitae divini et humani iuris communicatio»; en español, “unión del hombre y la mujer para vivir en consorcio y en plena comunión según el derecho divino y humano”. 

Por su parte, Justiniano lo definía como “la unión del hombre y la mujer con la intención de continuar la vida en común”. No obstante, existen muchas definiciones más, pero todas concluyen y se encargan de reflejar la unión entre varón y mujer, y que finalmente es la potencialidad de ese vínculo lo que deriva a la prole. 

La cultura cristiana también tuvo una importante participación en la consolidación de esta figura, formando la estructura jurídica del matrimonio canónico, siendo lo que hoy en día conocemos como “matrimonio religioso”. Es este uno de los rituales más importantes en la vida de todo cristiano. Es la reafirmación del poder divino sobre la tierra.

En la actualidad, esta magnífica figura se establece en la ley civil. Así, en el Perú contamos con dos figuras importantes que consolidan el vínculo entre hombre y mujer: el matrimonio civil y la unión de hecho. Son figuras de distinta índole, pero de gran similitud e igual de importantes; y que tienen como objetivo garantizar y salvaguardar los derechos de la prole y su futura descendencia.

Veamos entonces, ¿por qué es importante el vínculo matrimonial? Habiendo dado una pequeña síntesis antelada al inicio de este escrito, debo recalcar de manera más concisa la gran virtud que encierra el matrimonio. Y es que la potencialidad biológica del vínculo entre hombre y mujer no solo es perfecta, sino que fecunda a la sociedad en sí. Por tanto, el núcleo familiar sostiene a las generaciones venideras y a la existencia de estas a través del tiempo. Es así que cuanta modificación tergiversada se haya hecho o intentado hacer en materia de ley, no se desvirtúa ni se desvirtuará el verdadero significado de la unión perfectísima entre hombre y mujer.

En la estructura del matrimonio descansa en un principio que escapa de cualquier estipulación legal, está más bien enraizada en la naturaleza intrínseca del hombre, en su complejo diseño genético, que es la cuna que gesta nuestra existencia. Un fundamento que no se encuentra en los contratos de los hombres, sino en la plenitud de la misericordia y bondad de un ser superior.