María Cecilia Villegas

Mal de muchos

Mal de muchos
María Cecilia Villegas
19 de noviembre del 2015

Sobre la ausencia de propuestas de fondo en la campaña electoral

Desde 1990 hasta el 2015 el Perú ha elegido en las urnas a 4 presidentes. De ellos, Alberto Fujimori está preso, Alejandro Toledo y Alan García enfrentan graves investigaciones por corrupción, y la esposa de Ollanta Humala, Nadine Heredia, está siendo investigada por  lavado de activos.

Frente a ello existe en la ciudadanía la percepción de que los políticos llegan al poder para beneficiarse económicamente. Los ciudadanos no confían en los políticos. Y que usen recursos judiciales y artimañas para escapar de investigaciones empeora la situación.  Y uno se pregunta ¿cómo piensa Nadine Heredia dejar de lado la imagen de mentirosa que se ha ganado luego del affaire de las agendas?

Tal como sostiene Steven Levitsky en una entrevista reciente, el nivel de los candidatos presidenciales es muy pobre y por ello el debate de ideas es prácticamente inexistente. Más allá de los insultos que van y vienen de uno y otro lado, la utilización política de determinados programas implementados durante gobiernos anteriores y del “nosotros si sabemos”, no hay ideas ni propuestas. Ello lleva a que exista una sensación de frustración en la población.

Mientras tanto, los problemas reales del país son dejados en manos de autoridades inexpertas que aprueban y emiten leyes, resoluciones y directivas sin debate alguno. Así se decidió, por ejemplo, extender la expectativa de vida de los peruanos. Después de las reacciones se reculó y empezó un debate mediático del cual resultó la aprobación del retiro de los fondos de las AFP al momento de la jubilación, perforando sin estudio alguno el Sistema Privado de Pensiones (SPP).

Además, el MEF no le aprueba el presupuesto a la Fiscalía de la Nación, la entidad llamada a representar a la sociedad en los Procesos Judiciales, y el Ministro de Justicia decide crear un registro de víctimas del caso de esterilizaciones forzadas y lo declara de interés nacional. Todo a menos de 5 meses de las elecciones.

A su vez, los conflictos sociales siguen latentes al interior. La falta de partidos formales que representen los intereses de los pobladores más pobres y de las regiones más alejadas genera que los ciudadanos se sientan abandonados. Nadie los escucha y nadie les lleva información cierta.

¿Sabe cuánto gana, por ejemplo, un alcalde de una municipalidad distrital en la Provincia de Islay? S/.1900 mensuales. Las municipalidades no tienen seguridad, capacidad técnica, ni recursos humanos. Y el gobierno central está demasiado enredado con sus propias limitaciones: grandes ministerios plagados de burócratas jurásicos incapaces de diseñar políticas basadas en evidencias. Todos muy asustados para tomar decisiones.

Ello es una muestra de que en el Perú enfrentamos la falta de una democracia funcional. Para que una democracia funcione se necesita que los ciudadanos tengan confianza en el Estado. Esto es que sepan que el Estado va a responder imponiendo orden y seguridad, controlando la violencia, administrando justicia, defendiendo los derechos de propiedad y garantizando las libertades civiles, políticas y económicas. Pero además, se necesita el respeto de los ciudadanos a la autoridad. En el Perú no existe ninguna. Lo que tenemos es una falta de representación política real. Nadie cree en el Estado, ni en los políticos.

Entre tanto, los candidatos presidenciales empiezan con las propuestas efectistas, populistas, irresponsables, para captar votos. Y las candidaturas al Congreso se venden al mejor postor.

Por: María Cecilia Villegas

María Cecilia Villegas
19 de noviembre del 2015

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