Carlos Arnillas Denegri

Llegó la hora de la verdadera justicia en el Perú

Llegó la hora de la verdadera justicia en el Perú
Carlos Arnillas Denegri
09 de febrero del 2017

Necesitamos superar la crisis ocasionada por la corrupción

Desde hace más de tres décadas la opinión pública peruana viene reclamando a los partidos políticos y movimientos independientes la inclusión en sus planes de gobierno de programas de “Lucha contra la corrupción”, para articularlos a una reforma del Sistema Judicial, que recupere la fe y la confianza en las instituciones del Estado. Los candidatos en los procesos electorales, con oportunismo político, enarbolaron dichas banderas para ilusionar a sus electores; pero lamentablemente nadie hizo nada, y hoy estas aspiraciones son una tarea pendiente.

De esa forma hemos vivido, con la esperanza de cambiar la estructura paquidérmica del actual sistema judicial peruano, dentro de un Estado anacrónico, que a mitad de la década de los noventa registró alguna mejoría, cuando los jueces y fiscales “sin rostro”, enfrentaron en los tribunales a las hordas terroristas que nos llevaron al caos y la destrucción, condenándolos a severas penas carcelarias.

Lamentablemente por acción de los caviares —apoyados por Valentín Paniagua y Alejandro Toledo— se reabrieron las puertas de las cárceles, liberando a centenares de terroristas que hoy vienen socavando las bases de nuestra débil democracia. Hoy gozan de impunidad y algunos, como el líder de ellos —Diego García Sayán— ostentan cargos diplomáticos, representando al gobierno peruano.

Hoy nos damos cuenta de que no solo la justicia estaba enferma, sino que las estructuras de la sociedad entera estaban carcomidas por la corrupción que necesita ser frenada. Vemos con vergüenza cómo los políticos que nos gobernaron durante los últimos treinta años engañaron al pueblo enarbolando banderas contra la corrupción, cuando hacían exactamente lo contrario, con el apoyo de una tecnocracia cómplice que tendrá que responder por la responsabilidad que le compete en el manejo de los asuntos del Estado. Ojalá así sea, para que las nuevas generaciones vivan en un país con dignidad, donde el servicio público sea un magisterio y no un botín para los aventureros.

Alejandro Toledo se encuentra hundido en la ciénaga de sus errores y corruptelas. Sobre Ollanta Humala y Nadine Heredia, pesan preocupantes evidencias de haber recibido dinero ilícito de Venezuela y de empresas brasileñas como Odebrecht. Con relación a Alan García —librado hasta el momento por la prescripción de los delitos que se le imputaron— no significa que sea inocente ni que esté absuelto, la justicia tiene allí una deuda pendiente con el Perú.

Frente a tan preocupante panorama, el Poder Judicial y el Ministerio Público, tienen la obligación moral de reivindicarse ante el país y la historia. Hoy tienen la posibilidad de hacer justicia y meter a la cárcel a los responsables de los leoninos contratos que se hicieron en nombre del pueblo, para robarle y sumirlo en el atraso.

Aquí no puede haber tolerancia. El Perú necesita superar la crisis moral ocasionada por estos malos elementos, para llegar a nuestro bicentenario con la cabeza erguida y con la dignidad de un pueblo orgulloso, honesto y trabajador. Caiga quien caiga. El nuevo Presidente de la Corte Suprema de Justicia —Duberlí Rodríguez— y el Fiscal de la Nación —Pablo Sánchez—, con sus magistrados, tienen que responder a las altas expectativas que el Perú tiene cifrado en ellos.

Que el ejemplo de la justicia de Brasil sirva de guía para que así sea. El Ejecutivo tiene el deber de apoyarlos y de lavarse la cara ante la opinión pública. No más corrupción, no más adendas, no más contratos lesivos; y que todos los corruptos reciban el castigo que merecen.

Los peruanos necesitamos un Congreso que sea, en la práctica, el palacio de las leyes; un Poder Ejecutivo capaz, honrado y transparente; un sistema judicial, moderno y probo, en el que se aplique la ley sin buscar los recovecos legales que apoyen al delincuente. El Perú ya no soporta más, ya llegó la hora de la verdadera justicia.

Por Carlos Arnillas Denegri
Carlos Arnillas Denegri
09 de febrero del 2017

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