Fernando Palomino
La política de defensa en la hora actual
No hay desarrollo sin seguridad y defensa nacional
“Diplomacia sin armas es como música sin
instrumentos” Federico de Prusia
La difícil coyuntura política no debe ser motivo para no pensar estratégicamente en materia de seguridad y defensa, una labor que es permanente. Aceptando que la defensa nacional es una política pública, es deber de los poderes Ejecutivo y Legislativo dedicar esfuerzos para contar con una política de defensa con el monopolio de la violencia y un aparato coercitivo adecuado, en el que el empleo de las FF.AA. sea la última ratio una vez se hayan agotado los canales diplomáticos y todas las vías pacíficas.
Adam Smith, el padre de la economía moderna, en su libro La riqueza de las naciones nos dice que “el primer deber del soberano es proteger a la sociedad de la violencia y la invasión de otras sociedades”. Traducido al lenguaje moderno, este sería el rol del Presidente de la República como Jefe supremo de las FF.AA. y del Ministerio de Defensa, función de gobierno universalmente aceptada, aún por aquellos de pensamiento muy liberal.
“El segundo deber del soberano, es aquel de proteger, hasta donde sea posible, a cada miembro de la sociedad, de la injusticia y opresión de todo otro miembro de ella, o el deber de establecer un sistema exacto de administración de justicia”. Esta función sería aplicable al Ministerio del Interior con la Policía Nacional (PNP), Ministerio Público y Poder Judicial.
En este sentido, el Perú cuenta con dos flamantes Políticas Nacionales a cargo del Ministerio de Defensa; la Política Nacional Multisectorial de Seguridad y Defensa al 2030 de julio 2021 y la Política Nacional Marítima al 2030 de diciembre del 2019. Ambas políticas nacionales toman como referencia principalmente la Constitución Política del Perú, las Políticas de Estado del Acuerdo Nacional y el Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico (SINAPLAN) bajo rectoría del CEPLAN.
Ahora bien, tanto la Constitución como el Acuerdo Nacional y normas legales señalan la necesidad de contar con FF.AA. en óptimas condiciones y tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial de la República. Sin embargo, desde hace más de 20 años los diversos gobiernos de turno, salvo excepciones, se han despreocupado de la capacidad operativa de las FF.AA. debido a priorizaciones del gasto público, restricciones presupuestales y sobre todo a la maximización del pensamiento único, sin base científica, que la probabilidad de ocurrencia de conflictos interestatales es mínima o nula.
Este pensamiento único fue inclusive más allá. Preconizó que los acuerdos y diálogo en las organizaciones supranacionales, los mecanismos de solución pacífica de controversias y las medidas de confianza mutua entre FF.AA. de la región eran insumos más que suficientes para garantizar la paz. Adicionalmente
afirmaban que las democracias per se inmunizaban a los países de recurrir al conflicto. Aún más, terminado el diferendo marítimo con Chile, luego del fallo de La Haya, cuestionaban si era necesario tener FF.AA.
A tal nivel llegó el pensamiento único, que el Libro Blanco de la Defensa Nacional del año 2006, que es la descripción simple y sencilla para entender la política de defensa del Perú, en un hecho inédito con respecto a otros Libros Blancos regionales, no reconoce la posibilidad de un conflicto interestatal. En buena cuenta, limita o anula la posibilidad de tener FF.AA. con capacidad de disuasión estratégica en el plano militar.
Por otro lado, el presupuesto de defensa, desde el gobierno de transición de Paniagua hasta la fecha, ha sufrido la caída presupuestal más drástica de su historia. Hoy el presupuesto de defensa del Perú se estima en 1% del PBI, cuando el promedio regional está por encima del 2.3%. Para graficar esta dramática situación, Ecuador con un territorio y población mucho menor al peruano, con un PBI menor a la mitad del peruano, con menos riesgos y amenazas a su seguridad externa, desde hace varios años, tiene un presupuesto de defensa mayor que el Perú en términos nominales y reales.
Por supuesto que las FF.AA. siguen contribuyendo en la pacificación nacional en el VRAEM y en el control interno de acuerdo a la Constitución. También luchan conjuntamente con la PNP contra los ilícitos en tierra, mar y aire; finalmente apoyan, como siempre se ha hecho, con sus medios y plataformas a la defensa civil en caso de emergencias ante catástrofes naturales en el convulsionado territorio en que vivimos.
Asimismo, los proyectos de inversión en las FF.AA. privilegiaron en los últimos 20 años a las plataformas con capacidad “dual” es decir. buques, aviones y helicópteros de transporte, vehículos etc. que pueden cumplir ambos roles, tanto en su finalidad primordial como en roles de apoyo a la seguridad interna y desastres naturales. En esa realidad la posibilidad de establecer inversiones para reparar, modernizar o reemplazar las obsoletas plataformas de las FF.AA., que no tienen capacidad “dual”, es decir aviones de combate, buques de guerra, submarinos, blindados de alto valor militar, muchas de ellas en atraso tecnológico con más de 40 años de servicio, resulta una tarea muy difícil,
El conflicto Rusia-Ucrania, más allá de la condena al agresor, ha confirmado una vez más que los estados deben procurar FF.AA. con capacidades adecuadas y un nivel de capacidades militares creíble que disuada a un eventual adversario que pretenda violar nuestra integridad territorial y afectar nuestros intereses nacionales y por otro lado que los conflictos interestatales no son patrimonio únicamente entre dictaduras y democracias enfrentadas. El conflicto es inherente a la condición humana. Esta lección debe ser aprendida por todos y el Perú no debe ser la excepción.
En esa línea debe señalarse que la matriz de insumo-producto de las FF.AA. peruanas son intensivas en material de defensa de procedencia de la ex Unión Soviética, Rusia. Bielorusia y Ucrania. Entre ellos mencionar, los sistemas de
armas MIG-29 y Sukhoi-25, principales plataformas para garantizar la inviolabilidad del espacio aéreo e integridad territorial, así como helicópteros de combate y de transporte. La imposición de severas sanciones económicas contra Rusia a no dudar perjudicará el ciclo logístico de estas aeronaves y otros activos militares, así como a empresas ucranianas proveedoras. Como muestra recientemente una empresa ucraniana ha informado que no podrá cumplir con los contratos para los overhaul de conjuntos mayores y componentes para los helicópteros de combate MI 25D Hind D de la FAP.
Al igual que las principales políticas públicas, la defensa nacional debe ser transversal a las otras y debe cerrar las brechas sociales como en salud, educación, desarrollo e inclusión social, vivienda, construcción, saneamiento e interior. Los indicadores de brechas sociales son elocuentes y la defensa nacional no debe ser la excepción. El Perú experimentó la crisis del COVID-19 con una política pública de salud en muy malas condiciones, además la mayoría de la infraestructura de establecimientos de salud era insuficiente y estaba colapsada. Tuvo que llegar una crisis de esta magnitud para sensibilizarnos y comprobar la situación marginal en que nos encontrábamos. Más de 211,000 compatriotas murieron hasta la fecha siendo el mayor índice per cápita de fallecidos a nivel mundial.
Más allá de las brechas de infraestructura establecidas en la Programación Multianual de Inversiones (PMI) del sector defensa y de transferencias presupuestales marginales para proyectos de inversión en curso, es momento de hablar en serio de la defensa nacional es decir debatir políticamente sobre las brechas operativas, brecha social en términos prácticos, y del nivel de disuasión
en el plano militar que las FF.AA. peruanas deben tener, o acaso tendremos que esperar un conflicto externo para comprobar el grado de indefensión en que se encuentra el Perú?
¿Es hora de preguntarnos, tenemos una política de defensa que cautele la finalidad primordial de las FF.AA.? ¿Es decir, contamos con los medios, plataformas, presupuestos, ciclo logístico adecuado y sobre todo consenso político para garantizar una disuasión creíble en el plano militar?
Por tanto, tenemos tareas urgentes para promover un debate tanto a nivel político como académico con la finalidad de consolidar una política de defensa para los próximos 30 años y que serían, entre otras, las siguientes:
- Cautelar la no deliberancia de las FF.AA. peruanas conforme reza la Constitución Política del Perú, aislándolas de todo intento de cooptación. - Actualización del Libro Blanco de la Defensa Nacional del Perú, en forma realista y desideologizado, que priorice la finalidad primordial de las FF.AA. sin dejar de apoyar en los otros roles constitucionales.
- Difundir la Política Nacional Multisectorial de Seguridad y Defensa y la Política Nacional Marítima al 2030 tanto a nivel político, institucional y académico
- Diseñar y aprobar la Política Nacional Aeroespacial que complemente a la Política Nacional Marítima
- Promover una Ley de financiamiento para la recuperación de las capacidades de las FF.AA., que complemente al fondo de defensa nacional, y que asegure un piso presupuestal para poder desarrollar un adecuado planeamiento estratégico y asegurar la operatividad y mantenimiento. Es insostenible mantener un presupuesto de defensa del orden del 1% del PBI
- Revisar la matriz insumo-producto de las plataformas de alto valor militar de las FF.AA. para evitar caer en dependencia logística con países de alta vulnerabilidad en el escenario internacional procurando una homologación de las plataformas y sistemas de armas con occidente en el largo plazo
- Diseñar y aprobar la nueva estructura de fuerzas por capacidades para las FF.AA. (2022-2050) de cara al horizonte de aplicación del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (2050) y posterior aprobación del Consejo de Seguridad Nacional.
- Consensuar esta nueva estructura de fuerzas por capacidades para las FF.AA. al 2050 en el seno del Acuerdo Nacional tomando como base las 9na y 25ava Políticas de Estado.
Finalmente, debemos comprender que no hay desarrollo sin seguridad y defensa. Esa debe ser nuestra máxima hoy y siempre por tanto debemos asegurar unas FF.AA. con capacidad de disuasión que garantice la paz como condición indispensable para todos los peruanos.
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