La bala mágica que mató a JFK y el espacio warp de PPK

Poder y corrupción que desafían las leyes de la física

Cuando el cineasta Oliver Stone expuso en su film JFK (1991) la teoría de la “bala mágica” que desafiaba todas las leyes de la física, vimos con asombro aparecer con inédita nitidez la conspiración magnicida. Otras teorías conspirativas habían incidido en las dudas razonables sobre la versión oficial, pero ninguna se había mostrado tan sólida como la del recordado fiscal Jim Garrison (Kevin Costner) en la realidad ficcionada de Stone. Según diversas publicaciones que analizan el tema, esa bala que provocó siete heridas diferentes en dos personas, habría atravesado quince capas de ropa, aproximadamente quince pulgadas de tejido humano, golpeó en el nudo de la corbata de JFK, removió cuatro pulgadas de costillas y terminó alojándose en el hueso del muslo del gobernador de Texas John B. Connally Jr., sentado delante de JFK. Al final, la bala fue hallada casi intacta en la camilla de Connally. Todo eso siguiendo una trayectoria sinuosa e hiriendo a ambos personajes (Sureda, 2013). En la figura que acompaña a este artículo hay un gráfico que muestra esa trayectoria.

Aunque hay versiones que parecen explicar tan extraño recorrido, colocan en diversas posiciones inclinadas y laterales a las dos víctimas; esas posiciones son forzadas y no se condicen con lo que se observa en el famoso video de Abraham Zapruder. La conclusión que sigue a las evidencias que emanan de la “bala mágica” es que lo absurdo de su trayectoria nos lleva a invocar la presencia de un segundo asesino, liquidando la autoría individual de Lee Harvey Oswald y confirmando una conspiración en el magnicidio del 22 de noviembre de 1963.

“Espacio warp” es el nombre que se le da a la posibilidad teórica de provocar una curvatura en el espacio-tiempo, de modo que —a través de un pasadizo denominado “agujero-gusano”— podamos cumplir el viejo sueño de viajar a través del tiempo. La cuarta dimensión que muchos piensan el ser humano nunca podrá someter ni dominar. Sin embargo, al parecer hay quienes lo han logrado. El 4 de agosto del 2005 las oficinas de Proinversión fueron escenario de una curvatura del espacio-tiempo moral que dio como fruto el “Informe Monroy”. El sucio dinero de la corrupción que suele “romper” manos, habría logrado la proeza de doblegar espíritus impolutos en el espacio-tiempo político sano y sagrado. Ese informe —clave para lograr que Odebrecht se haga fraudulentamente del proyecto Interoceánica— llevó al menos una semana en ser redactado, pero esas 168 horas se convirtieron en un incierto lapso que se estima entre 18 minutos y 3 horas.

La falta de precisión en estos tiempos se debe a que aún no hemos desarrollado instrumentos de medición apropiados para el medio warp. El “Informe Warp” fue solicitado, recibido, evaluado y aprobado en tiempo récord por el directorio de Proinversión,presidido por Pedro Pablo Kuczynski junto a una media docena de personas* que, al mismo tiempo, se encontraban en Palacio de Gobierno en la ceremonia de la firma del contrato de la Interoceánica. Esa ubicuidad no es fantasía, los funcionarios de PPK en Proinversión deben haber usado uno de los “agujeros-gusano” producidos por la curvatura del espacio-tiempo moral para ir y venir dejando en el camino trozos de integridad, cual basura espacial lanzada al vacío.

Llama la atención cómo ante la difusión de los hechos que evidencian la festinación de trámites y la falsificación de documentos (incluyendo sellos con fecha 4 de agosto 2005 que carecen del elemental número correlativo de documentos oficiales), se haya puesto en marcha toda una maquinaria para defender lo indefendible. Vergonzosa la actuación de Gino Costa como heraldo de los tramitadores corruptos, mostrando papeles, sellos y hechos claramente imposibles bajo toda lógica. Lamentable y penoso el servil sicariato de Ángel Páez para desprestigiar al Dr. Juan Monroy, quien ha defendido su honra dando la información pertinente y deslindando respecto de las extrañas maniobras del directorio de Proinversión. Peor aún, con todo lo sucedido, la ingenua teoría de Alejandro Toledo como el “lobo solitario” que fue corrompido, él y sólo él, por Odebrecht; se cae a pedazos. Toledo está lejos y prófugo de la justicia peruana. Pese a ello, una maquinaria muy proactiva y diligente, instalada en territorio peruano y probablemente desde dentro del poder, se encuentra activa y en alerta permanente protegiendo a la corrupción.

Según dispusieron las autoridades estadounidenses, en el año 2039 —es decir 75 años después del asesinato- sus agencias de inteligencia abrirán el secreto de la verdad sobre el caso JFK. En el Perú, felizmente, la fecha en la que sabremos (casi) toda la verdad es el 30 de junio del 2017, cuando venza el plazo para la confesión sincera y la delación premiada de los imputados del escándalo de corrupción socialista del Foro de Sao Paulo y su brazo financiero de Odebrecht y sus secuaces.

* Esta es la lista de miembros del directorio de Proinversión que participó de la gran hazaña de abrir un espacio-warp: Pedro Pablo Kuczynski, presidente del directorio y ministro de Economía; Carlos Ferrero Costa, primer ministro; Clodomiro Sánchez Mejía, ministro de Energía y Minas; José Ortiz Rivera, ministro de Transportes; David Lemor Bezdin, ministro de la Producción; Alfredo Ferrero Diez-Canseco, ministro de Comercio Exterior; René Cornejo Díaz, director ejecutivo.