Juan Sheput

Julio Guzmán ¿Crecimiento o hinchazón?

Julio Guzmán ¿Crecimiento o hinchazón?
Juan Sheput
19 de enero del 2016

Sobre el candidato de Todos Por el Perú

El 10 de enero se dio la partida a las elecciones que culminarán el próximo 10 de abril. Si, a partir del rango mencionado, hiciéramos una metáfora futbolística pues diríamos que recién han transcurrido los 6 primeros minutos de un partido que dura 90 y que puede tener suplementario. Que a alguien le hayan metido un gol en los primeros minutos tiene relevancia dependiendo de la actitud, pues puede servir para que el equipo asiente mejor su posición o salga del letargo. También puede significar que un pequeño crezca o ahogue sus sobredimensionadas expectativas al estrellarse contra la realidad.

En ese sentido, vale la pena hacer un análisis sobre la performance de Julio Guzmán. Gracias a las “redes sociales” ha crecido virtualmente y hoy tiene un 5% de intención de voto. Sin embargo, ahora ha pasado a enfrentarse con la realidad. Mientras en el mundo digital puede contestar a sus antagonistas debidamente asesorado, en el mundo real tiene que enfrentarlos de forma rápida y contundente, en vivo y en directo. Allí se verá cuál es su potencial y también sus limitaciones.

Por eso, ha bastado menos de 24 horas para que, en un par de entrevistas aflore la falta de temple, las contradicciones, las excusas y hasta el traslado de la culpa a terceros (“eran 6 personas que me preguntaban como metralleta”). En menos de 24 horas, el buen Julio se ha desdibujado. Como señalé hace un par de días, una cosa es crecer y otra hincharse. Lo de Julio Guzmán no pasa de ser una hinchazón. Como diría cualquier conocedor de procesos electorales, fácil es crecer, lo difícil, es mantener una posición.

Algo similar pasa con César Acuña. Libre de cuestionamientos, aprovechó los meses de noviembre y diciembre para que, con “plata como cancha”, se posicionara en los sectores populares. Mientras los partidos consolidados negociaban alianzas o incorporaciones, César Acuña imponía su buen entender para que de manera impositiva hiciera, literalmente, lo que le venga en gana en su agrupación. El autoritarismo da la imagen de eficacia. No hay que negociar ni consensuar. En el caso de Acuña todo se adquiere y si a esto se agrega su cercanía con el gobierno pues los resultados saltan a la vista.

Para Guzmán y Acuña conservar sus posiciones será todo un desafío. Ha llegado la hora de la política y eso significa contraposición de ideas, debate y, cómo no, destapes. De la forma como reaccionen se podrá determinar su futuro. Por lo pronto se puede asegurar que, en el caso de Julio Guzmán, ha demostrado una sideral vulnerabilidad. Un producto virtual no pudo enfrentar el mundo real.

Por: Juan Sheput

Juan Sheput
19 de enero del 2016

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