Juan Sheput

Genio y Figura

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Juan Sheput
17 de noviembre del 2015

¿Cómo explicar la injerencia de la primera dama en el gobierno?

Según las últimas encuestas, el presidente Ollanta Humala sube un punto y su esposa Nadine baja. Nunca antes se ha medido “la aceptación” del poder paralelo, al mismo tiempo que a la presidencia de la República. Se reconocía al Jefe de Estado como jefe supremo y con un poder por encima de cualquiera. Esto, que es la normalidad, ya no es así y se constituye tal vez en el principal indicador del deterioro institucional que padecemos. En el Perú, desde el 28 de julio del 2011, el presidente de la República no es la última palabra. La decisión final la tiene su esposa y esto es responsabilidad del mismo Ollanta Humala y de la mayoría de ministros que han consentido esta situación. En ese sentido, las acusaciones por usurpación de funciones se harán extensivas, en su momento, a quienes, llevados por la ambición, se negaron a ver lo irregular de la situación y la convalidaron con su presencia.

¿Pero son el presidente y sus ministros los únicos responsables? Pues no. Revisando mis escritos leo cómo reclamaba la ilegalidad de llamar al presidente y su esposa como “pareja presidencial”. Sin embargo la mayoría de medios de comunicación y, por supuesto  la clase política, reconocía y, por tanto, otorgaba poder a una situación irregular. Colaboraron así con la consolidación de una intromisión, de una usurpación de funciones, que ha llevado al país al deterioro.

Parece que de esto no toma conciencia la señora Nadine Heredia. Y también parece que aún ahora, con los graves problemas que afronta, se niega a ver la realidad. Escribe sus ideas, obsesivamente, en 140 caracteres. Intenta, infructuosamente, desconocer la realidad. Cree, equivocadamente, que el espacio virtual, donde se desenvuelve, le permitirá construirse un mundo paralelo, allí donde todo esté muy bien, y donde pueda seguir otorgando luz verde a quiénes se lo permiten e ingresando en terrenos que no le competen.

En sus últimos tuits, la señora Nadine le echa la culpa de sus problemas a los partidos de oposición. Les recrimina meterse con sus amigos, su madre, su hermano. Nuevamente la esposa del presidente se niega a reconocer lo evidente. Si hay algún culpable es ella, que involucró irresponsablemente a su entorno más cercano en hechos que dirá el juez si son delictivos. Es ella la que debería hacer un mea culpa. No lo hace, persiste en el error. Es un dato más a tomar en cuenta aunque ya no en el campo de la ciencia política sino de la psicología que señala que negarse a ver la realidad es síntoma de culpabilidad.

Por: Juan Sheput

Juan Sheput
17 de noviembre del 2015

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