Juan Carlos Valdivia

FALTAN CUATRO AÑOS Y MEDIO

FALTAN CUATRO AÑOS Y MEDIO
Juan Carlos Valdivia
31 de enero del 2017

Descrédito del gobierno puede resultar peligroso para la democracia

Los resultados de las encuestas de los últimos días ratifican algo que se había advertido: la falta de liderazgo le pasaría factura al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. En su administración insisten en que no deben hacer política, en aparecer manteniendo una aséptica mirada tecnocrática, muy preocupados por las inversiones, pero sin responder a las necesidades cotidianas de los peruanos. Lamentablemente la agenda ha sido secuestrada por la corrupción. Y ello no le permite a un gobierno sin discurso político recuperar la iniciativa. Pero lo peor es que la ausencia de políticos en el gabinete ministerial hace que la actitud ausente se generalice: los ministros, aunque tratan de mostrarse, no logran hacer que los ciudadanos los identifiquen.

¿Cómo revertir esta tendencia a la baja? Este es un caso en que la comunicación ha fallado. La gestión, salvo un par de excepciones (lo de salud es clamoroso), anda bien. Han logrado sacar más de cien decretos que en muchos casos reordenan y simplifican procesos. Y quizás la falla se produce porque los intérpretes no son los adecuados, y muchas veces el discurso está equivocado. En el gobierno han decidido mantenerse al margen del tema anticorrupción, dejando a la Fiscalía el comando de las acciones y limitándose a dar las facilidades que le sean requeridas. La ausencia de una estrategia es tan palmaria que han decidido, a fines de enero, el nombramiento de un procurador ad hoc para el caso Lava Jato; casi mes y medio después de que se conociera en Estados Unidos el reconocimiento de Odebrecht del pago de sobornos. Mucha autonomía a la Procuraduría no permite mostrar la voluntad política de una ministra de Justicia que parece no estar al mando.

El gobierno requiere de ministros políticos. Las carencias de su bancada parlamentaria no ayudan a suplir las del gabinete ministerial. Actores que muestren voluntad, liderazgo y no solo solvencia profesional. El caso de un ministro correcto, pero dubitativo, es reiterado al momento de enfrentar problemas. El gobierno requiere también de afinar mensajes. Especialmente desde la Presidencia de la República y el Ministerio de Economía, desde donde se emiten versiones poco reflexionadas de posiciones gubernamentales. La palabra del presidente debe ser cuidada en una sociedad presidencialista como la peruana. Los reiterados yerros presidenciales le restan seriedad a su palabra y prestancia a su cargo.

De no corregir, el descrédito del gobierno solo crecerá. Lo que en una situación en la que la corrupción afecta al país, puede resultar sumamente peligroso para la salud de la democracia. Es necesario hacer correcciones, cambiar a aquellos que no dan fuego político y replantearse los temas comunicacionales. Aún faltan cuatro años y medio.

Por Juan Carlos Valdivia

 
Juan Carlos Valdivia
31 de enero del 2017

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