El Vladimir peruano

Ya tomado el mando del nuevo gabinete ministerial, aún resulta complicado analizar a estos nuevos personajes. Es también difícil saber si será verdaderamente Castillo quien gobernará, o será Cerrón, como muchos sospechan y válidamente. Claro está que si esto es así tendríamos razones muy bien sustentadas para temer. 

El Vladimir más antiguo (Lenin) tuvo un ímpetu de conquista y lo logró. Abarcó el imperio Ruso, se ensañó con una lucha político-marxista, pasando a ser el gran organizador de las fuerzas proletarias e intelectuales en contra del régimen zarista, fundó fanáticamente el partido bolchevique, rompiendo con todos los que en ese entonces eran los social-demócratas. Fue en definitiva, el gran estructurador y principal líder de la revolución rusa, se apoderó del gobierno y del Estado; y lo hizo con el apoyo de los sindicatos de obreros y campesinos, así como con la colaboración del Ejército Rojo formado por Trotsky.

Así, Vladimir Lenin, se deshizo del zarismo con una simple pero repetida estrategia en la historia: la lucha de clases. Entendió que el repudio a la monarquía como una oportunidad de toma de poder, y utilizando el resentimiento de la gente como algo propicio para crear una gran revolución en favor de sus planes, no hay duda, que este ataque es un patrón repetitivo y que, en una sociedad distraída, nunca falla. 

¿Será el actual Vladimir peruano, una rastrera copia de quien fue Vladimir Lenin? El polémico peruano Vladimir Cerrón, también fundó un partido político, de izquierda socialista, marxista y “leninista”, como su propio ideario lo indica. De la mezcolanza de tan irreverentes substantivos podemos deducir, o quizá vaticinar, un fatídico desenlace; y el amenazador gabinete nos empieza a dar luces de ello. Y es que el personaje clave en Perú Libre no es quien ahora ocupa el sillón presidencial sino, al parecer de muchos y con justificada razón, Vladimir Cerrón, quien mueve las fichas y maneja el partido a su antojo.

Cerrón se propuso erradicar un estado de república, y llegar al poder al costo que sea, para imponer un estado con políticas marxistas y leninistas, donde predomine una izquierda de corte radical, utilizando el ordinario discurso de la lucha de clases, las claras brechas sociales y el resentimiento del relego en el provinciano como una oportunidad de tomar el poder y generar una pseudo revolución. El discurso de la lucha de clases es necesario, ya que solo con él se puede sostener un régimen como este, necesitan dividir y enfrentar a la sociedad para poder perdurar sus propósitos en el tiempo.

La imagen del ahora presidente Pedro Castillo es estratégica y es notoriamente un protagonista en segundo plano. Está predestinado a cumplir el plan político de su líder, Vladimir Cerrón, quien cuenta con un impedimento para ejercer cargos públicos. Sin lugar a dudas, es quien se sienta en el banco dorado, es el jefe y el líder. Y a él le debemos todas las gracias de este inconcebible gabinete y gobierno de terror, que nos ha puesto cara a cara los enemigos del pasado, y los ha puesto a pisar la cabeza de todos los peruanos.