Juan José García

El terror de la teoría económica

El terror de la teoría económica
Juan José García
19 de noviembre del 2015

Análisis crítico de las propuestas económicas de Verónika Mendoza

Tengo que reconocer que hasta inicios de esta semana no sabía mucho sobre Verónika Mendoza. ¡Vamos! Un anémico 1% de intención de voto despierta muy poca curiosidad acerca de las propuestas que profesa. Sin embargo, esto cambió este martes, cuando casi me da un síncope después de leer la entrevista que le hizo Peru21, la cual, por cierto, me incitó a un posterior escrutinio de sus ideas y proposiciones.

Mendoza es una candidata muy simpática y, seguramente, muy preparada en psicología y en algunas ciencias sociales. Además, representa -o pretende representar- esa renovación que tanto se necesita en el escenario político. Inclusive, algunos medios de comunicación resaltan que los sectores conservadores le tienen miedo, por ser supuestamente un adalid de la innovación política. No obstante, esto es un poco alejado de la realidad, puesto que Vero no es la progresista-vanguardista-modernista que se presume, sino todo lo contrario. No solo le temen los sectores conservadores (con justa razón), sino también muchos técnicos de diversas áreas comprometidos con una correcta política económica. A continuación, comentaré sus ideas más pintorescas.

En primer lugar, destaca la dura crítica que Mendoza le impone a nuestro actual modelo económico, debido a que -según ella- no ha permitido aliviar el malestar de los sectores menos favorecidos. Esto es incorrecto, puesto que el fin de la faceta del Estado empresario, el alejamiento de políticas proteccionistas y la desregulación de la economía –principales características de nuestro modelo- permitió que el Perú creciera a tasas de aproximadamente 6% al año, desde 1990 hasta el 2013 en promedio. Esto vino acompañado de la reducción de la pobreza en el mismo período, la cual pasó del 60% al 22% de la población. Por último, la desigualdad del ingreso, medida por el coeficiente de Gini, también se contrajo, pasó de 0.52 a 0.46 durante la última década.

En segundo lugar, resalta su proyecto de ley de ordenamiento territorial. En sus propias palabras consiste en “(…) la identificación de las potencialidades del territorio, para decidir qué actividad conviene promover en determinado territorio. Dónde agricultura, dónde minería, dónde turismo, dónde conservación territorial”. Temo que esto sea una forma intrincada de decir que pretende prescindir de actividades económicas que hoy son vitales para planificar la economía con un paradigma quizás inadecuado.

Es más, en esta línea, la candidata manifestó que no se debe priorizar la minería, puesto que ésta no genera “mucho empleo”, idea que puede considerarse una inepcia. Si bien la manufactura, el comercio y los servicios generan más empleo que la minería, es muy torpe pretender minimizar los beneficios que ésta actividad genera. Según el IPE, por cada US$ 1,000 millones adicionales en exportaciones de minería, se crearían 78,156 puestos de trabajo, de los cuales el 31% y 25% corresponderían a los sectores de comercio y agricultura, respectivamente. Esto, sin mencionar la renta que percibiría el fisco.

Es necesario resaltar que con lo puntualizado hasta el momento no pretendo afirmar que Verónika Mendoza sea una mala persona. Pareciera ser que tiene buenas intenciones. No obstante, a partir de sus propias afirmaciones se puede concluir que es un personaje político improvisado, puesto que cada vez que habla hace temblar a la teoría económica más básica. Espero, de todo corazón, por el bien de los peruanos, que se quede en 1% en intención de voto.

Por: Juan José García

 
Juan José García
19 de noviembre del 2015

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