Silvana Pareja

El puerto de Chancay y el renacimiento de la Ruta de la Seda

El futuro comercial de Perú y América Latina

El puerto de Chancay y el renacimiento de la Ruta de la Seda
Silvana Pareja
27 de septiembre del 2024


El Puerto de Chancay, situado a unos 78 kilómetros al norte de Lima, se está consolidando como un pilar estratégico en el comercio global, especialmente en el contexto de la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) impulsada por China. Este ambicioso megaproyecto simboliza el renacimiento de la histórica Ruta de la Seda en el siglo XXI, para expandir las rutas comerciales hacia América Latina. La Iniciativa de la Franja y la Ruta, liderada por China, busca recrear el esplendor de una de las redes comerciales más importantes de la historia: la Ruta de la Seda, que surgió en el siglo II a.C. bajo la dinastía Han y se extendió por más de 7,000 kilómetros, uniendo el corazón de China con el Mediterráneo. A lo largo de esta vasta red terrestre y marítima, se intercambiaban valiosos productos de lujo como seda, especias, porcelana y tapices, muy apreciados en los mercados europeos de la época.

La Ruta de la Seda no sólo permitió a China consolidarse como una potencia económica y cultural, sino que también facilitó el intercambio de conocimientos y tecnologías, enriqueciendo a todas las civilizaciones conectadas por ella. Sin embargo, a medida que Europa desarrollaba rutas marítimas más eficientes y los imperios europeos consolidaron su dominio en América en el siglo XV, la importancia de la Ruta de la Seda terrestre comenzó a disminuir. Aunque dejó de ser la principal vía de comercio, su legado como conector de civilizaciones y motor de desarrollo cultural y económico sigue siendo de gran relevancia en el mundo moderno.

Hoy, China está reviviendo esa idea a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), lanzada en 2013. Este ambicioso proyecto busca modernizar y expandir las conexiones comerciales entre Asia, Europa, África y, ahora, América Latina, mediante enormes inversiones en infraestructura, incluidas carreteras, puertos y ferrocarriles. El objetivo es recrear una red comercial global más eficiente, que no solo movilice productos, sino también tecnologías y conocimientos, lo que refuerza el liderazgo global de China en el siglo XXI.

En este contexto, Perú emerge como un actor clave para la expansión de esta nueva Ruta de la Seda hacia América Latina. Con el desarrollo del Puerto de Chancay, Perú tiene la oportunidad de replicar el papel que en su momento jugaron ciudades clave como Samarcanda o Alejandría, que prosperaron como puntos neurálgicos en la antigua Ruta de la Seda. Estas ciudades no sólo impulsaron el comercio, sino que también se convirtieron en centros de intercambio cultural e innovación. El paralelismo es claro: mientras la antigua Ruta de la Seda conectaba Asia con Europa, el puerto de Chancay puede conectar Asia con América del Sur, promoviendo un intercambio más rápido y eficiente de bienes, conocimientos y oportunidades económicas.

Además del impacto directo en las exportaciones, el Puerto de Chancay también será un motor para atraer inversión extranjera directa (IED) a Perú. El Banco Mundial ha indicado que los países que participan en la BRI tienden a experimentar un aumento considerable en la IED debido a las mejoras en infraestructura y conectividad. No obstante, si bien la construcción del puerto puede atraer inversiones y mejorar la infraestructura del país, existe el riesgo de que Perú se convierta en un eslabón dependiente en una cadena comercial dominada por los intereses chinos. La historia de la antigua Ruta de la Seda nos recuerda que, aunque las grandes rutas comerciales pueden ser fuentes de riqueza y prosperidad, también generan tensiones y conflictos, especialmente cuando las potencias más fuertes imponen sus intereses sobre las economías más débiles.

En este nuevo escenario, es fundamental que Perú gestione con cuidado su relación con China, manteniendo su soberanía económica y diplomática. El país debe asegurarse de que los beneficios de su integración en la Nueva Ruta de la Seda no solo se concentren en grandes empresas o en capitales extranjeros, sino que se traduzcan en un desarrollo sostenible y equitativo para toda su población. La clave será encontrar un equilibrio entre la atracción de inversiones extranjeras y el fortalecimiento de las capacidades locales, asegurando que el Puerto de Chancay sirva como un motor de crecimiento para la economía peruana a largo plazo.

En resumen, el Puerto de Chancay es una pieza estratégica en el renacimiento de la Ruta de la Seda en el siglo XXI. Perú tiene la oportunidad de posicionarse como un actor clave en el comercio global, pero debe ser cauteloso y estratégico en su enfoque para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos de esta nueva relación con China. Al igual que en la antigüedad, cuando las rutas comerciales unieron civilizaciones, este proyecto tiene el potencial de transformar la economía y las relaciones internacionales de Perú, siempre que se gestione con visión y prudencia.

Silvana Pareja
27 de septiembre del 2024

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