Dante Bobadilla

El poder de la mafia caviar

Gobierna el Perú desde los tiempos de Toledo

El poder de la mafia caviar
Dante Bobadilla
14 de febrero del 2019

 

Lo dije desde el principio del escandalete montado por IDL y el rojerío, alrededor de la frase “Aumentar a Keiko para 500”: todos los partidos recibieron aportes de campaña, lo que no es ni puede ser delito en ningún país civilizado que practique la democracia de partidos. Ahora van saliendo las pruebas de lo dicho y se confirma que todos recibieron aportes de campaña, tanto de Odebrecht como de otras empresas. ¿Pero cuántos presos hay por este mismo hecho? La única es Keiko Fujimori. No me digan que eso es justicia o lucha contra la corrupción. ¡Por favor! Eso ya es un insulto a la inteligencia, incluso para un nako.

Acá hay una mafia que controla este país desde los tiempos de Toledo. Tal vez muchos ya lo olvidaron, pero Alejandro Toledo es el primer delincuente protegido por la mafia caviar. Por algo su situación judicial está en el limbo. Fue apoyado por la izquierda y elegido a sabiendas de que se trataba de un malandrín de baja estofa lleno de vicios, que solía perderse entre drogas, alcohol y putas. Recibió un millón de dólares de Soros para su campaña, de los cuales usó unos US$ 100,000 y el resto se lo metió al bolsillo. Pero a nadie se le ocurrió que eso era delito.

Cuando fue elegido presidente ya tenía una larga lista de cuentas con la justicia, empezando por las firmas falsas de su partido. Pero Toledo hizo su jugada maestra: pactó con la mafia caviar. Les entregó las llaves del Estado a cambio de protección. Les creó su Comisión de la Verdad, anuló juicios a los terroristas, se sometió a la CIDH, dejó que el Estado perdiera todos los casos ante la CIDH, dejó que desataran la persecución de militares y la criminalización del fujimorismo. Les regaló Canal 4 y dio inicio a los grandes negociados de las ONG con el Estado.

Desde aquellos días la mafia caviar campea en el Perú. Incluso pone presidentes. De hecho, su apuesta más firme fue Ollanta Humala, quien luego de perder en su primer intento, fue llevado al laboratorio brasileño para transfigurarlo y convertirlo en candidato ideal. Ahora sabemos que Ollanta Humala recibió aportes de campaña de Hugo Chávez y muchos otros durante su primera campaña, luego fue financiado por completo por la mafia brasileña en 2011. Lo mismo pasó con Susana Villarán, quien superó su revocatoria con plata de la mafia brasileña.

No olvidemos el papel de la mafia caviar para limpiar a Ollanta Humala de polvo y paja. Al igual que Toledo, también Ollanta tenía algunas cuentas con la justicia, pero todo fue saneado convenientemente, como consta en las agendas de Nadine. No solo escogieron jueces y compraron testigos, sino que llegaron a desaparecer todo el expediente militar de Ollanta Humala, al mejor estilo de Misión Imposible, para que no puedan implicarlo en nada. Una vez limpio de pecados, el ex militar golpista y sedicioso pudo ser elegido presidente de la mafia.

En el 2016 la mafia caviar parecía tenerla difícil porque Verónika Mendoza estaba verde y sacaron a Julio Guzmán. De pronto pasó lo inconcebible: la mafia caviar pactó con PPK. El banquero de New York, el lobbista, el gringo, el “traidor” que escapó con la plata de la IPC. Estos y otros muchos cargos que la izquierda le achacaba a PPK, fueron dejados de lado. Es cierto que PPK estaba en un plan de pactar hasta con el mismo diablo para ganar, pero eso de que la mafia caviar le asegurara su triunfo apelando al fraude mediático ya fue demasiado.

Una semana antes de las elecciones PPK estaba cinco puntos por debajo de Keiko en las encuestas. Entonces se armó el fraude. El domingo previo a las elecciones, el programa Cuarto Poder emitió uno de los psicosociales más sucios de la historia electoral, acusando a Keiko de estar investigada por la DEA. El sábado, un día antes de las elecciones, La República denunció que Vladimiro Montesinos coordinaba la campaña de Fuerza popular, mostrando la foto de un celular. El día de las elecciones inmovilizaron a los policías para impedir que voten. Al final PPK ganó por apenas 40,000 votos. La mafia caviar celebró aliviada.

En estos últimos dos años hemos tenido una sostenida e implacable campaña de la prensa caviar acosando al fujimorismo y al Congreso. Desde que PPK fue prácticamente vacado, la mafia caviar encendió las alarmas y aceitó la maquinaria para desmantelar al fujimorismo por completo. Así fue como se dedicó al montaje del más perverso y ridículo circo anticorrupción, usando como pretexto los aportes de campaña de Fuerza Popular. Apresaron a Keiko Fujimori, convirtiéndola en la única presa por “corrupción” sin haber estado en el poder, ejercido cargo público ni haber tenido un juicio. Pero además se han dado el lujo de anular el indulto presidencial a Alberto Fujimori sin ningún reparo. Tienen el poder y hacen lo que quieren.

Acá no importan para nada la ley, la verdad ni la justicia. El último gran logro de la mafia caviar fue sacar a Pedro Chávarry de la Fiscalía y mantener a sus fiscales mastines, fieles y leales a IDL. Ahora estos manejan un vergonzoso acuerdo para acallar a Odebrecht y hacer el menor daño posible a la mafia caviar. Y por supuesto, controlan totalmente a Martín Vizcarra, quien es solo un muñeco de ventrílocuo. Así están las cosas en este país.

 

Dante Bobadilla
14 de febrero del 2019

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