Herberth Cuba

El Plan Esperanza y el cáncer

El Plan Esperanza y el cáncer
Herberth Cuba
01 de septiembre del 2017

El avance de los medios de comunicación, de las redes sociales y la irrupción del mal llamado concepto de “posverdad”, nos ha planteado un nuevo reto a los actores involucrados en salud. La brecha entre la realidad y la mentira ha sido sustituida por un “consenso”, una percepción social, que es el resultado de una visión hegemónica. La indefensión de los usuarios ante este nuevo concepto requiere nuevas formas de acción y comunicación social. Agrava la situación, la inmediatez con que operan las redes sociales, que obligan a tomar decisiones rápidas y emotivas, sin mucho análisis, para protegerse del linchamiento mediático de la posverdad.  Se ha acuñado una nueva forma de resignación colectiva, “tienes razón, ésa es la realidad, pero eso no cree la gente”. La apariencia de ser verdad es más importante y reemplaza a la verdad. El debate actual en las políticas públicas, sobre todo en la salud, grafican esta nueva forma de argumentación y manipulación política.

Los comunicadores estratégicos de las corporaciones empresariales, de los partidos políticos, de los gremios empresariales y sindicales, han adoptado mecanismos e instrumentos de persuasión y propaganda, imperceptibles al usuario común, porque simulan verdades y emociones positivas. Sin embargo, la verdad sigue siendo la verdad. Poco a poco, y a través de acciones sucesivas y persistentes se pierden las expectativas, la emoción se desvanece y aparece la maciza verdad.

Por ejemplo, hay voces que señalan, en modo falaz, que el Plan Esperanza ha sido destruido. El 2012 se creó el Plan Esperanza con el objetivo de disminuir la morbilidad y mortalidad del cáncer, a través de la mejora del acceso geográfico, cultural y económico a los servicios oncológicos.  Luego de 4 años no se ha logrado cumplir los objetivos para el que fue diseñado. La atención del cáncer sigue centralizada en Lima, sobre en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). No se ha logrado cumplir las metas en el despistaje de cáncer de cuello uterino, de mama, ni de otras neoplasias. Las cifras son tan bajas, que son increíbles.  Por ejemplo, la meta ideal para el 2015 en mamografías, era de 23% y sólo se han realizado 0.3%. Además, un error en el diseño del plan de lucha contra la leucemia linfática, enfatizó el trasplante de medula ósea, frente al tratamiento con quimioterapia. Pero lo más grave es que los casos en que se inició tratamiento con quimioterapia, en muchos de ellos abandonaron el tratamiento debido a que más del 50 % de los pacientes son de provincias. El centralismo en el tratamiento del cáncer, les ha jugado una macabra jugada. Hay que considerar que para el logro de los objetivos del Plan Esperanza desde el 2012, se ha gastado más de 750 millones de soles.

 Las cifras que demuestran el incumplimiento de los objetivos, el gasto poco eficiente y la persistencia de los malos indicadores sanitarios contra el cáncer, plantean nuevos retos que enfrenten las falencias detectadas y fortalezcan el Plan Esperanza. Se han planteado una serie de soluciones con la finalidad de fortalecer y desconcentrar los servicios contra el cáncer a nivel nacional, por ejemplo, la creación de la Red OncoMinsa. Se ha priorizado el despistaje temprano del cáncer de cuello uterino, de mama y el tratamiento de la leucemia aguda infantil.

 La Red OncoMinsa permite el enfoque multidisciplinario y en red, en prevención y control del cáncer, a través de la combinación de métodos de detección más avanzados, laboratorios, telemedicina, plataformas virtuales, despistaje temprano y el flujo por los diversos niveles de atención de los establecimientos de salud del Minsa y los gobiernos regionales.

 El Decreto Legislativo 1305 que propuso la adscripción del INEN al Minsa fue derogado, en modo equivocado, por el Congreso de la República. La capacidad de alinear las enormes capacidades del INEN con los 8 mil establecimientos del Minsa y los gobiernos regionales, hubiese significado el fortalecimiento de la prevención del cáncer desde los centros y puesto de salud en todo el territorio nacional. Es decir, la descentralización de la atención de cáncer. Era la herramienta para lograr la detección precoz y el tratamiento temprano. Sin embargo, en modo erróneo, se ha postergado el cambio. Se ha priorizado el centralismo, la cota de poder y el dispendio económico y de vidas humanas.

La pos verdad ha jugado su rol. Los argumentos simples y falaces en el debate contra el cáncer han puesto en evidencia la necesidad de enfrentar a la pos verdad, con nuevas estrategias comunicacionales veraces.  

 El Poder Ejecutivo y el Legislativo tienen la tarea de volver la mirada al cáncer. No sólo hay que fortalecer el Plan Esperanza, es necesario, un nuevo paradigma, pasar del enfoque curativo y centralizado, al preventivo y descentralizado.  

Por Herbeth Cuba

Herberth Cuba
01 de septiembre del 2017

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