Juan Sheput

El JNE y su rol como defensor de la institucionalidad

El JNE y su rol como defensor de la institucionalidad
Juan Sheput
16 de febrero del 2016

Sobre la resolución del ente electoral

A veces son necesarios casos emblemáticos para que una ley se consolide. Es el caso de la señora que agredió a un policía y que terminó en la cárcel. Desde que fue conocido ese hecho y sobre todo conocida la sanción, las personas que insultan policías o los agreden deben haber disminuido drásticamente. Es el efecto del premio y castigo, tan usual en las sociedades desarrolladas, que lamentablemente no es algo común en nuestro país.

Algo similar puede suceder con las resoluciones pendientes del Jurado Nacional de Elecciones JNE que pueden afectar la carrera electoral de Julio Guzmán o César Acuña. La sanción constituiría de por sí algo ejemplar pues es un hecho emblemático y ayudaría a que en el futuro los partidos tengan más cuidado en el ejercicio de la democracia interna y de esa manera se ayude a la consolidación de un sistema de partidos. Más allá de nombres y apellidos lo que interesa es que se institucionalice el país, es decir existan reglas de juego que nos conviertan en un país ordenado y predecible no a la buena de Dios o que dependa del criterio diferencial de un juez más que de la igualdad de la jurisprudencia. Caso contrario, que en lugar de una sanción lo que ocurra es la permisividad es decir que los involucrados se salgan con la suya, lo que quedaría en el imaginario popular es que en el Perú la informalidad es rentable, que uno se puede zurrar en la ley y no pasa nada. Esos millones de jóvenes de los cuáles hablan los candidatos como aquellos que por primera vez votan, recibirían el pésimo mensaje de parte del JNE en el sentido que no importa si uno no cumple con la ley o la normatividad, que se puede presionar para ir en sentido contrario de la norma y que por ello es recompensable ser informal. En el Perú, gracias al JNE, se consolidaría el caudillismo y el desprecio por la ley. El JNE ya no podría en lo futuro plantear alguna reforma, pues se sabría que son letra muerta y que ellos mismos son incapaces de hacer cumplir lo que escriben en su reglamento.

Al momento de escribir esta nota el JNE no ha tomado una decisión. Es un momento difícil claro está. Pero por ello mismo es oportuno para dar un claro mensaje a todos los políticos y los partidos. El JNE debe escapar de la férula del oportunismo de aquellos que durante toda su vida son incapaces de sentar posición y más bien pretenden quedar bien con todos para así no perder sus consultorías.  En estos momentos se requiere coraje. Es el costo (o inversión) de apostar por la institucionalidad.

Juan Sheput

 
Juan Sheput
16 de febrero del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

Defendiendo a Dina: la falacia ad hominem

Columnas

Defendiendo a Dina: la falacia ad hominem

Una falacia es simplemente un engaño, una mentira, una farsa. L...

05 de abril
Desorden gubernamental

Columnas

Desorden gubernamental

El espacio público conformado por medios de comunicación...

22 de marzo
El Congreso y su falta de legitimidad

Columnas

El Congreso y su falta de legitimidad

Las decisiones políticas, para ser aceptadas, requieren de legi...

15 de marzo

COMENTARIOS