Daniel Córdova

¿Diversificación productiva?

¿Diversificación productiva?
Daniel Córdova
31 de agosto del 2016

Cómo puede el Estado incentivar el crecimiento competitivo

El Ministerio de la Producción convocó, al final del gobierno anterior, a concursos para reactivar parques industriales y zonas francas. Esto se hizo en el marco del llamado Programa de Diversificación Productiva. Asimismo, en un esfuerzo que este gobierno ha retomado, se armaron mesas de trabajo sectoriales público – privadas, para cooperar a mejorar el ambiente de negocios.

En un principio saltaron las alarmas, porque se pensó que se estaba planteando un regreso a políticas industriales de protección o subsidios a determinadas actividades. Políticas que sabemos que no funcionan, ya que generan emprendimientos artificiales y a la larga no competitivos. De ahí que el actual Ministro de la Producción, Bruno Giuffra, haya sido claro al señalar que son las empresas las que generan la diversificación productiva, no el Estado.

Sin embargo, tirios y troyanos han reconocido que las mesas lanzadas por Piero Gherzi han sido útiles para que el Estado reduzca las barreras que dificultan la expansión de los negocios. En términos económicos, se trata de intercambiar información de manera transparente a fin de reducir los costos de transacción. Menos regulación, menos sobrecostos y mejor infraestructura.

El tema de la infraestructura y de la carga impositiva, por otro lado, está aún pendiente. La reactivación de los parques industriales y de las zonas francas puede ser un punto de quiebre interesante. No es que se vaya a inventar de la nada clusters hoy inexistentes; se trata de generar inversión ahí donde existen actividades que pueden ser potenciadas.

Escribo estas líneas en Montevideo, después de visitar la zona franca llamada Zona América. Se trata de un lugar en donde conviven empresas de primer nivel, muchas de las cuales lo han escogido para sus oficinas regionales. Hay almacenes, call centers, bancos, firmas de auditoría y contabilidad, estudios de arquitectos, etc. La mayor parte de ellos exporta sus servicios, pues están impedidos de trabajar para Uruguay. Se benefician de no pagar impuestos y de una infraestructura envidiable, amén de las relaciones de negocios que se generan internamente. Zona América es privada, y fue promovida por un visionario que compró tierras y generó el negocio inmobiliario, facilitado por una legislación uruguaya que hay que estudiar.

En el centro de Montevideo, el World Trade Center tiene un edificio que es zona franca. Alberga, por ejemplo, las oficinas regionales de McDonald’s. También es un grupo privado el que promovió y gestiona la llamada Free Zone, junto con los demás edificios de oficinas.

El Perú tiene que dotarse de una legislación moderna de zonas francas, y sobre todo dejar que se gestionen privadamente. El desarrollo de los negocios en estos lugares generará empleos y exportaciones, las actividades que ahí se realicen serán las que el mercado decida. Así de simple. Esa es la forma de incentivar la diversificación productiva, facilitando el desarrollo de los negocios en general. No seleccionando a priori sectores “ganadores”.

 

Daniel Córdova

 
Daniel Córdova
31 de agosto del 2016

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