Martin Santivañez

Diez principios para un partido popular

Libertad, familia y cristianismo, entre otros

Diez principios para un partido popular
Martin Santivañez
11 de octubre del 2017

A cada época, su política. La técnica de construcción de un partido responde a variables históricas bastante definidas. Un partido político necesita organización, doctrina y liderazgo. He aquí una muestra abierta de los principios sobre los que se puede organizar un auténtico partido popular que tenga como objetivo construir un escenario de hegemonía política.

 

  1. Popular es peruanidad. Un partido popular es un partido que defiende la peruanidad en tanto síntesis viviente de diversas culturas que enriquecen el acervo histórico del Perú. Un partido popular es peruanista porque tiene una concepción abierta de nuestro país en tanto cultura que sintetiza muchas tradiciones en un mestizaje histórico inacabado e inacabable. El Perú es unidad, y un partido popular defiende esa unidad por encima del sectarismo ideológico y de cualquier posible secesión. Por eso un partido popular es siempre defensor de los defensores de la patria: las Fuerzas Armadas y la Policía.
  2. Popular es familiar. Un partido popular reconoce que la base de toda organización social es la familia y por ello la protege jurídicamente, fortaleciéndola a través de políticas públicas que dan origen a un enfoque familiar-estatal. En tal sentido, la política popular es siempre una política que promociona a la familia como célula básica de la sociedad.
  3. Popular es cristiandad. Un partido popular reconoce el papel fundamental del cristianismo en la conformación de esa síntesis viviente que es el Perú. De hecho, un partido popular defiende al cristianismo porque considera que la religión es un hecho positivo y relevante desde el punto de vista social, y reivindica el rol formativo de la Iglesia en la construcción de la peruanidad. Así, el cristianismo es rescatado como un motor de integración y unidad por encima de las ideologías que solo aspiran a la división.
  4. Popular es realidad. Un partido popular es siempre la expresión nacional del realismo performativo. El realismo eficiente es la metodología fundamental de toda acción política. Toda reforma debe surgir de la realidad nacional, y toda política de desarrollo debe nacer del estudio y el análisis cuidadoso de los problemas de la gente, especialmente de los problemas de los más pobres del Perú. El realismo político es el método eficaz de todo partido que aspira a representar los intereses de la mayoría. Y el liderazgo siempre nace de conocer la realidad del país y formular soluciones a sus problemas.
  5. Popular es juventud. Un partido popular tiene como motor fundamental a la juventud del país. La construcción de un discurso político que movilice a la juventud peruana pasa por el control de la educación nacional, que debe responder a la verdad histórica y no a la visión distorsionada de cualquier ideología disolvente. Los jóvenes son los llamados a promover “la utopía indicativa”; es decir, el objetivo político de todo movimiento popular.
  6. Popular es libertad. Un partido popular defiende la libertad responsable, la libertad con dignidad. La libertad integral basada en un humanismo solidario que reconoce la importancia de la persona como actor político, pero siempre dentro de una comunidad orientada a la búsqueda del bien común. Así el hombre es para el hombre “persona” y no medio o instrumento (homo homini persona). El Estado surge para proteger esta libertad. La libertad de la persona debe ser protegida siempre en un marco de colaboración y responsabilidad. Se trata, por tanto, de una libertad para los demás, no del egoísmo anarco-capitalista en el que no existe ningún esquema de control ni contrapeso. De esta forma, la libertad responsable de la persona siempre está primero que la imposición ideológica del gobierno de turno. Y el Estado siempre debe actuar subsidiariamente cuando el privado es incapaz de intervenir.
  7. Popular es bien común. Un partido popular construye, apelando a la libertad responsable de sus miembros, un proyecto político común, un modelo concreto de sociedad. El bien común es el objetivo político de todo movimiento popular que busca convertir a un país en un líder global y que tiene un modelo de bienestar que proponer al mundo. La comunidad política solo puede fortalecerse desde una perspectiva solidaria en la que todos son responsables del bien común.
  8. Popular es sociedad. Un partido popular identifica correctamente los sectores representativos mayoritarios de una sociedad y encarna sus aspiraciones políticas, jurídicas y económicas. De esta forma propone y firma alianzas con gremios, grupos, sectores consolidados o emergentes que proyectan un anhelo mayoritario, no elitista. Un partido popular no representa a lobbies privados. Un partido popular encarna el interés público, el interés de la mayoría del país, que puede o no concordar con el de un grupo privado. El enfoque siempre tiene que ser en función a la mayor parte de la sociedad.
  9. Popular es global. Un partido popular es un partido abierto al mundo, y tiene plena consciencia del rol que juega el Perú en Latinoamérica y en el nuevo orden mundial. Un partido popular apuesta por un discurso sobre el Perú como actor internacional, defendiendo la importancia de construir un liderazgo basado en valores. Un liderazgo en el Pacífico Sur y con proyección transcontinental.
  10. Popular no es populista. Un partido popular no es un partido populista. La distinción es clave. El populismo es demagógico e irracional. Un partido popular se basa en la verdad de los principios (una política veraz) y en el logos de la administración (razón de Estado). Por eso, la clase dirigente que se integra en un partido popular tiene que ser consciente de su misión histórica: conducir y liderar al pueblo hacia el desarrollo y la verdad política; no dejarse conducir sin un objetivo de vida en común.



Martín Santiváñez Vivanco

Martin Santivañez
11 de octubre del 2017

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