Vizcarra salió trasquilado en Arequipa

El presidente Vizcarra se reunió ayer con los gobernadores regionales del sur y, aparentemente, se comprometió a analizar el caso Tía María y a explorar modificaciones a la Ley de Minería. Sin embargo, a la hora de exigir la contraparte —es decir, el levantamiento del paro y el levantamiento del bloqueo de las vías por las se traslada el mineral de las minas hacia el puerto de Matarani— las autoridades nacionales lo pasearon: le dijeron que ellos no habían convocado al paro.

Y, de pronto, un paro sin respaldo, que no tiene el apoyo de los pobladores del valle de Tambo —donde se emplaza el proyecto Tía María— ni los habitantes del sur de Arequipa podría tener graves efectos, porque se impide el paso del combustible para la economía de de Arequipa, basada en las industrias de Cerro Verde, Gloria y Yura. Además el bloqueo de las vías impide el traslado a Matarani del mineral de algunas minas del sur. El presidente Vizcarra, pues, ha inflado una asonada que no tenía aire y que sigue estirándose por la falta de autoridad del Ejecutivo.

En cualquier caso, el propio Vizcarra, en su visita del martes pasado, dejó en claro el estilo de su gobierno, que comienza a ser irritante, frívolo e inaceptable para los peruanos de buena voluntad. En medio de la junta con los gobernadores del sur salió echar fuego y azufre en contra del Congreso porque no se inhabilitó al ex fiscal de la Nación, Pedro Chávarry. El hombre habló de blindaje como si fuese un simple parlamentario comunista, como Marco Arana o Gino Costa, ignorando que existe una Carta Política y un reglamento del Congreso que impedía votar algo que ya había sido rechazado en instancias previas. No obstante, Vizcarra pretendió encender una hoguera.

En Lima, el ministro de Justicia, Vicente Zeballos, señalaba que ya casi estaba listo el decreto de disolución del Congreso porque la mayoría parlamentaria no había respetado “las esencias” de los proyectos de los notables vizcarristas. Como si se tratase de un forcejeo al interior de una federación universitaria, Zeballos volvió con la cantaleta. ¿Hasta cuando vamos a seguir así? ¡Si quieren disoluciones, háganlas de una vez! Basta de irresponsabilidades. Frívolos, aventureros.

Ese es el estilo del gobierno del presidente Vizcarra. Crear conflictos artificiales con el Congreso para ver si hay trepada de popularidad y desentenderse de los verdaderos problemas de la gobernabilidad. Echar leña y combustible con la cantaleta de Chávarry, mientras se cede a las maniobras de los radicales del sur. Seguir con la polvareda sin sentido, en tanto las inversiones se bloquean, el crecimiento se ralentiza y comienza  a aumentar la pobreza.

A estas alturas, si estas cosas siguen sucediendo no solo es por la irresponsabilidad y ligereza de un Ejecutivo, sino por la falta de firmeza de un Congreso, de un conglomerado parlamentario, que haga respetar la voluntad popular. Todo tiene un basta.