LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Vizcarra y la confrontación permanente
Presidente vuelve a pechar al Congreso por enésima vez
El viejo Marx decía que la historia se repite, primero como tragedia y después como comedia. Y algo de eso hay en la imagen del presidente Martín Vizcarra que camina desde Palacio hacia el Congreso de la República, acompañado por el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar —quien aparece como una figura pintada en las paredes— para emplazar al Legislativo a aprobar las reformas políticas que elaboró la llamada "comisión de notables" vizcarristas, encabezada por Fernando Tuesta.
En las imágenes del pasado referendo el mensaje del jefe de Estado pechador era claro para los atribulados congresistas: si no apruebas los proyectos como yo digo, te cierro antes que canten los gallos. La puesta en escena de ayer, pues, tuvo todos los ingredientes de la pasada consulta popular: los medios de comunicación tradicionales que martillaron contra el Legislativo, las encuestas de Ipsos que vuelven a señalar que Vizcarra interpreta “el sentimiento popular”, y el mediano asesor argentino que aconseja llevar a la República hasta el borde del abismo.
Sin embargo, la tragedia ya es comedia, y la gente ya lo percibe de esa manera. No puede haber un jefe de Estado en guerra si al frente no hay un Legislativo dispuesto a pelear. El Congreso hoy aparece desdibujado, intentando rehacerse desde los escombros de dos años de polarización. De allí que golpear al Legislativo ya no significará puntos a ganar. De otro lado, Vizcarra hoy está en caída libre por varias razones, pero sobre todo porque ha abandonado todas las responsabilidades de gobierno. Ahora el Perú está virtualmente parado en economía, en instituciones, en seguridad ciudadana; es decir, en todo. Y eso la gente lo sabe.
Asimismo, Vizcarra y sus aliados tampoco pueden pretender liderar la llamada "lucha anticorrupción", sobre todo después de la muerte de Alan García y los destapes de los casos de Ollanta Humala, Nadine Heredia, y la estremecedora confesión de Susana Villarán. ¿Cómo entonces se puede confrontar con el Legislativo? ¿A nombre de qué causa? Hay que ser obtuso o estar aterradoramente desesperado para no percibir que la tragedia de ayer es la comedia de hoy.
Quizá por estas consideraciones casi todos los grupos políticos del país —exceptuando las ONG marxistas encabezadas por IDL-Reporteros y el cada vez más indescifrable Gustavo Gorriti— salieron a rechazar el gesto anticonstitucional de Vizcarra, por llamarlo de alguna manera. Desde el presidente del Legislativo, Daniel Salaverry, pasando por las bancadas apristas, fujimoristas, acciopopulistas e incluso algunos frenteamplistas.
A mi entender, después de este cruce de espadas, Vizcarra aparecerá como un peleador callejero que solo busca la bronca para desviar la atención de los problemas del país y tratar de ganar algunos puntos en las encuestas. Y de una u otra manera, el Legislativo actuará con prudencia y firmeza para preservar los legítimos fueros que la Constitución le reconoce, y que la encuestadora Ipsos cuestiona con criterios plebiscitarios que parecen más apropiados para la República Bolivariana de Venezuela.
Y lo peor de todo es que ayer en el Congreso, en una de las comisiones, se habló a voz cuello sobre todos los procedimientos para vacar al jefe de Estado. En cualquier caso, Vizcarra es un político absolutamente irresponsable, que empieza a dejar en claro que no tiene la menor idea sobre lo que significa ejercer la primera magistratura de la República.
Si Vizcarra se atreviera a patear el tablero constitucional quizá podría ganar unas semanas o meses, pero les aseguro que habrá construido su camino al Gólgota. ¡Dios mío, cómo entender tanta estulticia!
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