¿Surgen soviets en el Perú?

La pregunta con que empieza esta columna puede ser una exageración. Pero en la comunicación una exageración es un recurso, una provocación, que invita a la reflexión. Los gobernadores de Puno, Walter Aduviri, de Moquegua, Zenón Cuevas, y de Arequipa, Elmer Cáceres, han formado una tríada que actúa en nombre del pueblo, invocando mayorías y respaldos populares en abierta contradicción con la Constitución y las leyes. Por ejemplo, los dos primeros han promovido contratos de compra de gas subsidiado a Bolivia, a sabiendas de la prohibición constitucional. Sin embargo, en tiempos de “democracia plebiscitaria” el sector de Energía y Minas tuvo que confirmar los acuerdos de los gobernadores izquierdistas con el presidente boliviano Evo Morales, uno de los líderes de la izquierda latinoamericana, para evitar el descuartizamiento estatal del país.

Pero eso no es todo. Aduviri no quiere grandes inversiones en litio, Cuevas exige 10% más de impuestos a las mineras y Cáceres se opone a concretar Tía María y descarta el incremento presupuestal establecido por una resolución del TC para el proyecto Majes Siguas II. Algo más: el gobernador Cáceres no quiere grandes inversiones para las nuevas tierras del proyecto, sino parcelas hasta de cinco hectáreas; es decir, agricultura de subsistencia. De otro lado, el gobernador de Junín, Vladimir Cerrón, anuncia que implementará su propio currículo regional para adoctrinar a las nuevas generaciones con sus delirantes propuestas colectivistas. No solo la Constitución y las leyes hechas trizas, convertidas en puré, sino que el Estado nacional descuartizado en todos los niveles.

¿Cómo puede suceder este fenómeno de balcanización estatal en el gobierno del presidente Vizcarra quien, según las encuestadoras, goza de más del 60% de aprobación? ¿Acaso, en el afán de justificar una democracia plebiscitaria, en IPSOS no se ha llegado a sostener que había una especie de nueva mayoría de 90% contra un 10%? Más allá de cualquier ironía, a la luz de estos hechos, el gobierno de Vizcarra empieza a aparecer como el más débil de las últimas décadas en cuanto a la defensa de la Constitución y el ejercicio de la autoridad nacional. El Perú parece tomado por soviets regionales que pretenden construir “un orden económico y social” propio.

A nuestro entender, es la consecuencia natural del debilitamiento general del Estado de derecho. Cuando Keiko Fujimori y Fuerza Popular desataron la terrible guerra Ejecutivo-Legislativo, en realidad estaban escribiendo el prolegómeno de la presente balcanización estatal que, si bien tiene que ver con el mal diseño de la descentralización, solo puede explicarse por el vacío político dejado por el terrible choque de poderes.

Y cuando Vizcarra, asesorado por el núcleo marxista que lo rodea y alentado por las encuestadoras, decidió convertir el referéndum en la liquidación del fuerzapopularismo y la sanción política de un errático Congreso, redactó la mayoría de capítulos de la fragmentación de la autoridad estatal que hoy contemplamos.

En las democracias plebiscitarias, la doctrina de las mayorías para gobernar, de una u otra manera terminan debilitando cualquier institucionalidad. Y es que en las democracias plebiscitarias el gobierno se ejerce sobre la base de las mayorías circunstanciales relativizando la Constitución y las leyes. Vizcarra fue un poco más allá y señaló que iba a gobernar con “el pueblo”.

Cualquier exageración en esta columna que sirva para reflexionar, por favor. Hoy los gobernadores regionales gobiernan con sus mayorías circunstanciales y con el pueblo, mientras la gobernabilidad, el Estado de derecho, el crecimiento, la inversión y el proceso de reducción de pobreza, languidecen y preparan un escenario favorable a la aventura.