Sobre caviares y bolcheviques

Es evidente que las bancadas comunistas del Frente Amplio y Nuevo Perú se han convertido en los principales animadores de la propuesta del presidente Vizcarra de adelantar las elecciones. La posición comunista es absolutamente coherente con sus programas y propuestas. Finalmente, la estrategia marxista busca eliminar a los adversarios, física o legalmente, con el objeto de capturar el poder y establecer un sistema de gobierno de largo plazo.

Igualmente es absolutamente coherente las posiciones de movimientos como el MAS, el etnocacerismo y otros ismos vinculados al antisistema y el colectivismo, no representados en el actual Congreso. La propuesta de adelantar elecciones posibilita una crisis política, institucional, económica y social del sistema que podría desencadenar una asamblea constituyente; ese parece ser el razonamiento. En estos sectores hay, pues, una racionalidad en función de sus objetivos políticos.

Pero, ¿qué podemos decir de los llamados sectores caviares que han labrado esta coyuntura ladrillo por ladrillo y, no obstante ejercer docencia en ciencia política y derecho constitucional, terminan apoyando la propuesta plebiscitaria de Vizcarra? ¿Cómo entender esta conducta? Finalmente, el respaldo caviar le otorga cierta masa crítica a la propuesta de alterar el cronograma constitucional.

De alguna manera, todo el llamado sector caviar ha desarrollado relaciones contractuales con las administraciones de Toledo, Humala, PPK, Villarán y Vizcarra. Y durante todo este tiempo, si bien fue un sector nítidamente antifujimorista, siempre estuvo del lado de la Constitución y parecían animadores interesantes de la experiencia republicana.

Sin embargo, luego de los yerros de Keiko Fujimori y Fuerza Popular, que desataron un cruento enfrentamiento entre Ejecutivo y Legislativo y la correspondiente renuncia de PPK, de alguna manera, el conocido sector caviar se sumó, sin mayores reparos, a la estrategia que buscaba judicializar a la oposición.

A partir de ese hecho, el llamado sector caviar parece estar en fuga hacia adelante, como si temiera una retaliación fujimorista. Es imposible siquiera imaginar una tregua, un espacio de reflexión en el que se considere la posibilidad de convivir con los líderes políticos que han sido encarcelados por leguleyadas procesales. El temor los lleva a imaginar una venganza fujimorista que está muy lejana, a distancias siderales. En realidad, lo que podría haber es una reacción conservadora de impredecibles consecuencias. Pero, ¿fujimorismo? ¿Cómo? 

Pero no solo se trata de temores. En realidad, en el llamado caviaraje existe la consciencia de que se les pasó la mano con la venganza contra Keiko Fujimori y el fuerzapopularismo. Saben que si la situación política cambia nunca volverán la edad de la inocencia keikista ni la inexperiencia de un fujimorismo en aprendizaje. Saben todo eso y solo apuestan por la fuga hacia adelante.

Si la coyuntura política cambia radicalmente, dos décadas de contratos en el Estado habrán terminado para el caviaraje, y la nueva clase media forjada en las oficinas de los ministerios se verá obligada a regresar a la calle. Algunos ya conocieron la dureza de los mercados, cuando fueron excluidos del Estado en los noventa y en la segunda administración de García.

El sector caviar, pues, está fugando hacia adelante. Y cuando dicen que el fujimorismo se juega la sobrevivencia en el adelanto o no de las elecciones, en realidad, están hablando sobre la sobrevivencia de la clase media estatalista que surgió en las últimas dos décadas. Veremos.