Reporte electoral

A menos de 40 días de las elecciones

El outsider que proclamaron las encuestadoras y la izquierda mediática, realmente, está por verse. Julio Guzmán, el candidato de Todos por el Perú, luego de ser autorizado por el Jurado Electoral Especial de Lima para seguir corriendo padeció una feroz contra campaña que puede haber remecido su imagen ascenso.

Al hombre le llovió de todo, pero el golpe más duro vino del propio oficialismo. Daniel Urresti, candidato del nacionalismo, y Daniel Abugattás, reconocido congresista oficialista, le exigieron a Nadine Heredia que definiera si apoyaba a Guzmán o a la fórmula del Partido Nacionalista Peruano. Sobre la marcha los taxistas de Lima comenzaron a regar una bola: el candidato de Ollanta era Urresti y el de Nadine era Guzmán.

Casi en paralelo Alan García etiquetó a Guzmán como “Guzmala” y apareció la denuncia de la supuesta participación del candidato de Todos por el Perú en la compra de equipos de chuponeo. Si al proclamado outsider por las encuestadoras –incluso Ipsos vaticinó empate técnico con Keiko Fujimori- semejante contra campaña no le hizo mella, entonces, significa que le ha salido una  capa de teflón que, inevitablemente, lo pondría en la segunda vuelta. Es decir, la voluntad de la gente por sancionar al establishment  (que sorprendentemente no estaría en Palacio) es tan fuerte que superaría cualquier duda sembrada por la contra campaña en curso, más allá de la justeza o no de la artillería lanzada contra Todos por el Perú.

De alguna manera en cómo se desenvuelva la candidatura de Guzmán estaría la gran novedad del escenario electoral que, según las encuestadoras, tendría una extremada volatilidad. La interrogante sobre Guzmán se formula cuando ya es evidente que César Acuña comienza a desplomarse por las denuncias y acusaciones acumuladas. Hasta dónde caerá es la nueva pregunta, pero todos saben que puede tocar piso.

Ahora bien, ¿se vienen nuevos aparecidos o PPK y Alan García rebotarán en las encuestas? Alfredo Barnechea empieza a mostrar una falta de clic con el electorado, un candidato de lujo, leído y cultivado y con buenas presentaciones mediáticas, pero sin alma para conectar con un electorado que quizá le parezca indescifrable. Verónica Mendoza, por su lado, esta semana pisó una cáscara de plátano y se golpeó con dureza al señalar que Leopoldo López es un golpista del chavismo.  Si bien tuvo poca repercusión mediática, gran sector de los pulpines tomó distancia en las redes de la candidata que se envolvió en colores chavistas.

En este contexto si Guzmán se desinfla no es aventurado pensar un rebote de PPK casi por inercia, pero el hombre está de bajada y eso es muy peligroso en este tramo de la campaña. Por su lado García se dio cuenta de que estaba en campaña electoral, que la imagen de ex jefe de estado no le sirve y sacó al García candidato. Disparó contra Guzmán, lanzó bazukazos contra Palacio, arrojó granadas contra Vargas Llosa y se ganó un juicio con la encuestadora Datum. ¿Demasiado tarde? Veremos dijo el ciego, pero quizá la gente lo comenzó a escuchar. En realidad no tiene otra.

En todo caso en este escenario volátil y gaseoso todo estaría por escribirse. La única certeza parece ser que Keiko Fujimori no se mueve del tercio electoral alcanzado y que la disputa por el segundo lugar se tornará más cruenta y sangrienta en los próximos días.

Por Víctor Andrés Ponce