Radiografía del frente alanista

Alan García rompe fuegos de la campaña electoral 2016

Una semana después de las elecciones regionales el ex presidente Alan García, como se dice, rompió fuegos de la campaña electoral hacia el 2016. Señaló que solo postularía si representaba una amplia convergencia política más allá del Apra.

Si bien la necesidad de amplios entendimientos tiene que ver con la fragmentación (descuartizamiento, según el líder aprista) y la crisis de representación política, es evidente que, en la medida que el ex Mandatario no da puntada sin hilo, está poniendo las cartas sobre la mesa y desvelando una estrategia electoral.

García está moviendo las primeras fichas de la partida que podría llevarlo a ejercer la jefatura de Estado por tercera vez: organizar el espacio no fujimorista. Sobre la marcha, dirigentes del PPC y de Solidaridad se pronunciaron en buenos términos sobre la iniciativa.

Pero la idea del frente alanista también parece ser una respuesta a la extraña mutación que sufrió el antiaprismo hacia un visceral anti alanismo en las elecciones de Lima. La gran actuación de Enrique Cornejo y los codazos que éste le aplicó al ex Mandatario en la campaña convirtieron a antiapristas convictos y confesos, sobre todo de la izquierda, en fervientes animadores de la candidatura de la estrella en Lima.

Con Susana Villarán desmoronándose, el anticastañedista, que también es antiaprista, vio en Cornejo la posibilidad de golpear a Alan. Semejantes impulsos ya no tienen que ver con la política moderna sino con la psicología o quizá con las guerras de religiones encubiertas. Parte del aparato aprista se sumó a estas campañas y ahora el ex jefe de Estado ha puesto una enorme valla: el frente nacional.

¿Estamos ante una eventual fractura del aprismo? El antiaprista militante sueña con la escisión de Alfonso Ugarte, sin embargo el aprismo tiene escuela para las tensiones límites: suele negociar con habilidad. En todo caso, el ex jefe de Estado ha respondido con gran poder de fuego.

Sin embargo la pregunta crucial sobre el frente alanista tiene que ver con qué hasta dónde se estirará la voluntad de organizar el espacio no fujimorista. Más allá de que en política las predicciones solo son aproximaciones, porque la voluntad de los actores puede definir el partido, todo indica que Keiko Fujimori disputaría la segunda vuelta del 2016. Es legítimo entonces plantearse representar el espacio no fujimorista, pero, ¿se echará mano del antifujimorismo?

Un partido y un líder que padecieron todas las miserias del antiaprismo del siglo XX le guiñará el ojo al sentimiento primario del partido (anti fujimorismo) que le otorgó el triunfo a Toledo y a Humala. Alguien que fue dos veces jefe de Estado y pretende un tercer mandato debería avanzar por encima de las ponzoñas nacionales y una de las más letales ha sido el antifujimorismo.

En la hipótesis de que García consiguiera el tercer mandato sería el líder del movimiento aprista del siglo XXI y los muchachos de Alfonso Ugarte no solo tendrían a Haya sino al propio Alan. Pero todo se ensombrecería si se activara el antifujimorismo que ha reemplazado al antiaprismo de la centuria pasada. Una tercera elección con las mismas heridas nacionales puede ser un paso falso hacia la Historia.

 

Por Víctor Andrés Ponce
(13 - oct - 2014)