Milei y las encrucijadas en la región

El triunfo de Javier Milei en las elecciones primarias (PASO) en Argentina es el triunfo del outsider en contra del programa de la izquierda continental: el Estado empresario, la empresa pública y la clientela política y el déficit fiscal. La Argentina, con un PBI de cerca de US$ 500,000 millones llegó a las elecciones del domingo pasado con reservas internacionales negativas de US$ 12,000 millones. Una brutalidad para un país con tantas posibilidades.

El hecho de que la candidata del macrismo, Patricia Bullrich, quedara en segundo lugar, mientras que el postulante kirchenerista fue relegado al tercer lugar, abre enormes posibilidades para que en las elecciones generales gane una fórmula de derecha y exista la mayoría posible en el Congreso para desarrollar las reformas que Argentina necesita con dramática urgencia.

Más allá de cualquier adhesión o rechazo, la fórmula de la izquierda latinoamericana y del Foro de Sao Paulo ha sido derrotada en la Argentina, uno de los tres países más grandes de América Latina. Una región en donde se desarrolla una feroz guerra ideológica entre las fórmulas a favor del sistema republicano y el mercado, y las propuestas anticapitalistas que pretenden convocar constituyentes.

Si en Argentina se desarrollaran reformas pro mercado, el país gaucho se convertiría en la locomotora que jalaría los vagones de la región, hoy sumidos en un frenazo económico, caída de la inversión privada y aumento de la pobreza, no obstante los inmejorables precios de los minerales y los commodities en general. La parálisis de la región solo tiene una explicación: la llegada de la izquierda a la mayoría de los gobiernos y la destrucción institucional y económica que desatan. La izquierda es buena en la oposición, pero sin ninguna posibilidad en la administración, tal como se ha visto con Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia.

Los medios occidentales, siguiendo el conocido libreto progresista, señalan que el triunfo de Milei es la victoria de la ultraderecha, intentando parangonar a Milei con Trump y Bolsonaro. Hay algo de verdad en esa intención. Es incuestionable que el líder argentino es un típico outsider, pero uno con ideas y propuestas. Es un outsider de la tradición política argentina de la izquierda y la derecha, pero es un incansable luchador por las ideas y la guerra cultural. Toda su carrera política la hizo combatiendo ideas.

Si Milei llegara al poder es evidente que necesitará formar una gran coalición con el macrismo y estará urgido de la experiencia de los viejos políticos para sacar adelante las reformas sin las cuales todo se apagará. Milei no es un candidato o un político del establishment peronista, es un político que solo puede sobrevivir en medio de las reformas que necesita Argentina para abandonar la sombra empobrecedora de Perón y recuperar la grandeza perdida del país gaucho. Veremos.