Las contras campañas que vienen

Los posibles  problemas de Acuña y Guzmán

Keiko Fujimori y Alan García son los candidatos que han padecido campañas de anti propaganda adelantadas. Durante toda la administración nacionalista ambos líderes políticos fueron los blancos preferidos de las estrategias palaciegas. Ante la consolidación de Keiko Fujimori y sus posibilidades de ingreso a la segunda ronda, el 2014 y el 2015 la contra campaña se  focalizó en Alan García.

El sociólogo de izquierda Steven Levitsky lanza un golpe preventivo contra un diario recordando su actuación en el 2011, pero olvida señalar que este medio lideró y  acompañó todas las campañas antifujimoristas y antiapristas de los últimos meses. Es la manera cómo avanza la zurda: lanza el cruzado, los muchachos se asustan, y el diario es colonizado por  los atacantes. ¿A qué viene todo esto?

Movidos por una evidente energía palaciega los comicios del 2016 se adelantaron demasiado. Todos sabemos que la contra campaña es parte de la naturaleza de toda campaña electoral. Así como hay propaganda también hay anti propaganda. Pero en las democracias estas cosas suelen suceder en el fragor de los comicios. Pocas veces como acaba de pasar en el Perú, más allá de que sea la regla de los regímenes bolivarianos.

En la medida que, en el último año, la contra campaña se concentró en García, de alguna manera, allí están los resultados: el líder aprista tiene el mayor anti voto y su candidatura se ha estancado y demora en despegar. En todo caso, la política y la estrategia nos señalarán si García es capaz de quebrar las resistencias.

Ahora bien, las recientes encuestas nos indican que hay dos aparecidos con posibilidades de disputar el premio mayor del 2016, al margen de que enero solo nos permite entrever cómo se disponen los actores en el campo de batalla. César Acuña disputa con PPK el segundo lugar con tendencia a estancarse y Julio Guzmán se reclama heredero de la historia del pepekausista, con un discurso tan gaseoso que tiene la obligación de aterrizar.

De alguna manera el futuro de los aparecidos está indisolublemente ligado a la posibilidad de proponer y presentar propuestas. Algunos creen que la campaña del 2016 se parece a las del 2011 y del 2006, en las que los candidatos podían flotar y crecer con frases de propaganda evitando la propuesta. Hoy la mayoría del electorado es conservadora, quiere mantener los avances económicos y sociales luego del susto que se pegó en los dos primeros años del nacionalismo. Semejante situación obliga a la propuesta.

Pero si no hay alternativas de los aparecidos lo que sí habrá es contra campaña. Hasta hoy ni Acuña ni Guzmán han soportado una anti campaña, más allá de acusaciones y denuncias que no han sido parte de una estrategia.

Una contra campaña se parece a una campaña porque ambas son sistemáticas y suman detalle tras detalle para ingresar en los ánimos y los humores del elector. Generalmente tienen una frase que sintetiza el objetivo: por ejemplo, el famoso “candidato de los ricos” que le clavaron a Lourdes Flores y la hizo sangrar hasta perder las posibilidades.

Generalmente, las fechas de la contra campaña están vinculadas a febrero, cuando el sol arrecia, y las confianzas y ensoberbecimientos nublan los juicios.

Por Víctor Andrés Ponce