La soledad de Cateriano

Sobre el papel que viene cumpliendo el PCM de cara al 2016

A propósito del candente tema de Petroperú, la semana pasada el Gabinete Cateriano se quedó en la más absoluta orfandad política. No solo su propia bancada, el nacionalismo, le dio la espalda en el asunto del petróleo, sino que, horas después, el fujimorismo retrocedió y aceptó la posibilidad de que Petroperú asuma el ahora polémico Lote 192. Sobre la marcha otro hecho emponzoñó más las relaciones entre oficialismo y oposición: la Comisión Belaunde Lossio del Congreso recomendó al Ministerio Público que denuncie a Nadine Heredia por el presunto delito de lavado de activos.

En este contexto, aparece un Gabinete que sigue intentando manejar la nave, desarrollar reformas, y que asume posiciones prudentes mientras que los partidos empiezan la calistenia electoral. La posición del nacionalismo y el fujimorismo en el tema del petróleo, por ejemplo, solo se pueden explicar porque las estrategias electorales, de una u otra manera, comienzan a ser más importantes que la gobernabilidad.

De otro lado, en medio del inicio de ajedrez electoral, la polarización entre oficialismo y oposición que no amaina. La reciente acusación contra Nadine Heredia eleva el voltaje de la confrontación y coloca al Gabinete Cateriano en medio de un fuego cruzado que puede causar bajas y heridos.

Asimismo, la mal llamada pareja presidencial solo tiene un objetivo en la agenda: defenderse de las acusaciones, organizar la defensa jurídica y seguir apostando a una retaguardia política en el próximo Congreso que, cada vez, aparece más lejana debido al descenso en la aprobación ciudadana.

Al margen de cualquier aproximación, es evidente que el Gabinete y el propio PCM, Pedro Cateriano, hoy aparecen como los aliados confiables de la apuesta por la gobernabilidad y el desarrollo de comicios intachables. La oposición entonces debería extender la mano y todos los puentes de plata posibles para evitar que la lógica electoral y la guerra de denuncias acumuladas terminen dinamitando la cordura y la gobernabilidad. Finalmente, son los llamados líderes del elenco estable los que aparecen con más posibilidades en la intención de voto de los últimos sondeos.

En el Perú, la cercanía de los comicios siempre ha impulsado a los actores políticos a cazar votos cueste lo que cueste. De allí que no sea extraño que los tres gobiernos de la democracia post Fujimori hayan gobernado por la derecha, pero desarrollaron sus respectivas campañas por la izquierda. Quizá semejante escenario fue tolerable porque la política no parecía “interferir” con la economía. Sin embargo, la desaceleración económica crea, de diferentes maneras, un cóctel peligroso que mezcla la permanente crisis política con una posible recesión económica. En ese escenario, preservar espacios de gobernabilidad y de sentido común se convierte en asunto de vida o muerte.

Tremendas paradojas de la democracia. Cateriano siempre fue el archirrival del fujimorismo y el aprismo, pero por cosas del azar y también por sus incuestionables convicciones democráticas, está obligado a garantizar el cronograma electoral con o sin colaboración de la oposición e, incluso, sorteando las zancadillas de la propia pareja presidencial. Es decir, Cateriano se ha convertido en el guardián del futuro de sus rivales. Si las cosas son así tendríamos un nuevo capítulo de la historia de la democracia para escribir.

Por: Víctor Andrés Ponce