La política no solo es una estrategia mediática y electoral

Luego de la elección de Pedro Castillo y de las olas insurreccionales contra el Estado de derecho con el objeto convocar una asamblea constituyente, la izquierda y el eje bolivariano han dejado en claro que no solo entienden la política en el escenario electoral, sino, sobre todo, en la organización de bases y organismos generados de abajo hacia arriba. Por su lado, los sectores que defienden la democracia y el Estado de derecho, más allá de la presencia en algunas regiones, también han dejado en claro que reducen la política a la estrategia mediática y electoral. 

Durante estos procesos las izquierdas demostraron que el criterio soviético de la política, es decir, la construcción un poder alternativo al sistema de Estado de derecho es una de las claves de los partidos vinculados al Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales y los demás núcleos del eje bolivariano. La estrategia soviética se expresó en la movilización de minorías que atacaron aeropuertos, comisarías, instituciones del Estado y bloquearon carreteras con objeto de quebrar ciudades y la economía nacional. En este contexto, las grandes mayorías permanecen impávidas y paralizadas frente a la ofensiva radical y la única posibilidad de defensa de la Constitución, el Estado de derecho y las libertades, pasa por la acción de las fuerzas armadas y la policía nacional (PNP).

En este contexto, ¿puede sobrevivir una democracia si los partidos que defienden el Estado de derecho reducen la política a estrategias mediáticas y electorales? Si la estrategia soviética continúa desarrollándose sin el contrapeso en la sociedad de los partidos democráticos, inevitablemente el Estado de derecho avanzará hacia una disyuntiva terrible: el triunfo de la izquierda radical o una reacción autoritaria del Estado que pondría en paréntesis el Estado de derecho.

Por todas estas consideraciones es que los partidos democráticos deben reflexionar y replantearse sus conceptos sobre lo que es la política y la organización de los partidos, No se trata solo de cumplir los procedimientos formales de presentar comités en provincias y desarrollar intensas estrategias mediáticas y electorales, sino que también se necesita recuperar la idea de los partidos construidos desde las bases, de que la política y el candidato nacen en el distrito, en la provincia, en un proceso intenso de abajo hacia arriba.

Un ejemplo dramático de este estado de cosas es la situación de las provincias de Puno y de otras regiones del sur. Creemos, por ejemplo, que si hoy se desarrollaran las elecciones nacionales, sería extremadamente complicado que Fuerza Popular, el Apra, Alianza para el Progreso, Renovación Popular y Avanza País logren organizar una red de personeros que defienda el voto en el sur del país. En ese escenario solo bastaría esperar el pronunciamiento del Movadef sobre los resultados electorales, sobre todo considerando que las elecciones terminan con el cómputo en mesa.

Es hora de recuperar las tradiciones de la vieja política, más allá de la revolución de las telecomunicaciones y la globalización digital. Y uno de esos principios nos señala que los militantes no se comprometen si no hay proyecto ideológico y cultural, si el partido no se convierte en un sujeto con vida propia, si los militantes no resucitan esa condición de predicadores de un mensaje. No hay otra manera de enfrentar la ofensiva bolivariana.