La oposición en el Legislativo

El retroceso de la mayoría gobiernista en el Congreso en el caso Yovera

La manera cómo actuó la oposición en el Congreso para doblarle la mano al oficialismo en su intención de posponer el desafuero del congresista Yovera, revela una clara intención de asumir la mesa directiva del Legislativo. Una guerra de trincheras por el voto de un legislador es una clara expresión de esa voluntad. No se trata entonces de un choque más entre Ejecutivo y Legislativo a los que ya nos acostumbró el régimen nacionalista, sino de una decisión política que modificará el clima de gobernabilidad. Creemos que para bien.

En las colisiones de poderes alrededor de los gabinetes Cornejo y Jara hubo la intención de notificarle al Ejecutivo de que la oposición no iba a permitir estilos de gobierno que la sacaran la vuelta a la Constitución. Las intromisiones de Nadine Heredia en la función ministerial estaban sobre la mesa. Hoy no se trata de eso. La oposición parece haber entendido los graves problemas de gobernabilidad y ha decidido asumir un papel más protagónico en el trámite de la perpetua crisis política que ha creado el nacionalismo.

El Perú se asemeja a una nave al garete. La desaceleración económica, hija legítima del humalismo, se entremezcla con el desborde de la criminalidad para crear una densa neblina. En medio de ese horizonte, una mal llamada pareja presidencial, ahora parece inimputable políticamente, es decir, sin la menor idea de la responsabilidad política. No nos interesan las responsabilidades civiles y penales, porque son materias de fiscales y jueces.

En ese contexto, la oposición parece dispuesta a asumir la conducción del Congreso con la clara intención de poner varios ojos sobre el desarrollo del cronograma electoral hacia el 2016. Una voluntad con bastante sentido común.

Pero para que ese espíritu constructivo se grafique de forma nítida es importante que la misma oposición le otorgue al Gabinete Cateriano las facultades para legislar en materia económica y en asuntos de seguridad ciudadana. No porque se considere que los problemas se solucionan con esa delegación, sino porque hay que fortalecer el compromiso democrático que hasta hoy demuestra Cateriano al frente de la PCM.

Casi estamos seguros que hay sectores palaciegos que gustarían de convertir la demanda de facultades en un asunto de “confianza ministerial” para desatar una nueva colisión de poderes y volver a hablar del cierre del Legislativo y otras hierbas, pero Cateriano parece oponerse con firmeza.

Aunque parezca mentira una oposición al frente del Congreso, inclusive, podría convertirse en el mejor aliado del PCM, porque los dinamitazos y zancadillas contra Cateriano se multiplican desde el lado oficialista.

Quizá una candidatura de Marisol Espinoza podría aguar la fiesta opositora para conducir la mesa directiva del Legislativo. Pero a estas alturas es necesario que todas las fuerzas con sentido común converjan para garantizar el cronograma electoral hacia el 2016. A todos los peruanos nos queda claro que la manera de ejercer la jefatura de Estado de Ollanta Humala y las intromisiones de la señora de  Heredia son el origen y las explicaciones de la situación ingobernabilidad del país. Empezamos a escribir el epílogo del hasta ahora peor gobierno del siglo XXI.

Por Víctor Andrés Ponce (@Vponce64)

17 – Jun – 2015