LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Keiko ganó el debate, giró a la izquierda y se dirigió al D y E
Pedro Castillo se redujo al dirigente sindical emocional
Durante el debate entre Keiko Fujimori de Fuerza Popular y Pedro Castillo de Perú Libre surgió una primera e inesperada sorpresa: Keiko, la candidata de la derecha y con cierta desventaja en los sectores populares, apareció durante todo el cruce de argumentos como una candidata que viraba a la izquierda y que, incluso, se deslizaba hacia la clásica industria del populismo, con la propuesta de aumentar el sueldo mínimo vital.
Es evidente que el giro a la izquierda o la decisión de focalizarse en los sectores populares, en los segmentos D y E del electorado, fue una absolutamente consciente, a una semana de la segunda vuelta. El objetivo: romper el dramático empate técnico que registran las encuestas. A nuestro entender la nueva guerra de movimientos hacia la izquierda le permitió a Keiko ganar largamente en el debate, sobre todo porque luego de ese giro la imagen que se grabó en las retinas de los televidentes fue que Fuerza Popular tenía las propuestas y Castillo las frases ideológicas, repletas de lugares comunes y generalidades, que solo buscaban conectar emocionalmente con un sector de la población.
Cuando Keiko explicó que no se trataba de perseguir a la informalidad sino construir formalidad, cuando describió la propuesta de licencia cero y tributación cero para los nuevos emprendedores, viraba a la izquierda. Algo parecido sucedía cuando informaba de la propuesta de otorgar préstamos de S/ 10,000 –con cinco años de gracia– para un millón de nuevos negocios. Y también cuando detallaba los planes para la gastronomía, el turismo y el programa minería para el agro. Sin embargo, ese movimiento hacia la izquierda también tuvo brisas de populismo: aumento de sueldo mínimo vital, y nombramientos para 50,000 docentes y para los trabajadores del CAS.
La presentación de Keiko hizo recordar los guiños hacia el populismo –muy eficientes– que solía hacer Alan García en el curso de las campañas electorales. El giro entonces no solo le permitió a Keiko Fujimori enviar un mensaje claro a los sectores más golpeados por la crisis (40% del canon, agua, comedores), sino que le otorgó la imagen de la estadista en el debate organizado por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
Pedro Castillo, por el contrario, no asistió al debate para ganar sino para desarrollar una política de control de daños que evitará un triunfo descollante de Keiko, para detener la tendencia ascendente en las preferencias electorales de la candidata de Fuerza Popular. La imagen de serenidad artificial que, por momentos, transmitía Castillo formaba parte de ese evidente plan.
En síntesis, Keiko fue a hacer lo necesario para utilizar el debate del JNE a su favor. Giró a la izquierda, se dirigió a los sectores D y E, se quedó con la imagen de estadista –por la lluvia de propuestas técnicas– y empequeñeció a su rival, hasta reducirlo a un simple dirigente sindical. Semejante viraje, sumado a la ola anticomunista que se mantiene a todo vapor, de alguna manera debería permitirle a Keiko quebrar el empate técnico y acercarse a la victoria electoral. El único gran error: no se utilizó adecuadamente la propuesta de Perú Libre de estatizar las pensiones.
Planteadas las cosas así quizá estamos muy cerca de tener la primera jefe de Estado mujer en nuestra historia republicana.
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