¡Increíble! PPK relativiza reunión con Keiko

Niega presencia de Bedoya Reyes en cumbre

La tarde de ayer el ánimo de los peruanos de buena voluntad se insufló de un optimismo generalizado. Keiko Fujimori había enviado una carta pública al presidente Kuczynski, en la que le solicitaba una reunión para abordar la crisis de gobernabilidad del Perú y, además, le sugería que Luis Bedoya Reyes, el último patriarca de la política peruana, estuviese presente si el jefe de Estado lo consideraba conveniente.

El optimismo provenía del hecho de que el país parecía recuperar racionalidad política, porque todos entendían de que la misiva de Keiko era el primer paso hacia un entendimiento entre el Ejecutivo, que representa a la tercera bancada del Legislativo, y el Congreso, dirigido por la mayoría absoluta del fujimorismo.

Sin embargo el presidente Kuczynski, como se dice, le bajó la llanta a la iniciativa. Aceptó la invitación a dialogar, pero sin la presencia de Bedoya Reyes. En otras palabras, el jefe de Estado parecía no querer testigos ni bisagras para el futuro entendimiento que debe gestarse entre pepekausas y fujimoristas.

Pero eso no es todo. El presidente Kuczynski, en un gesto que es todo un monumento a la antipolítica, señaló que los temas a tratarse en la reunión con Keiko serían llevados al Acuerdo Nacional. Es decir, esa sopa de letras que es el llamado Acuerdo Nacional, que representa a todos y a nadie, tenía que ser la segunda instancia de los temas tratados entre los dos líderes que disputaron la segunda vuelta electoral pasada, entre pepekausas y fujimoristas, entre Ejecutivo y Legislativo. 

¿Cómo entender esta suma de yerros? Es evidente que ante la solicitud pública de Keiko Fujimori de una nueva cumbre con PPK, incluido un testigo incuestionable como Bedoya Reyes, los sectores del extremismo antifujimorista entraron en virtual pánico. Porque avanzar hacia una convergencia entre Ejecutivo y Legislativo, simplemente, extingue cualquier justificación de este radicalismo que busca vetar la participación de Fuerza Popular en el sistema democrático.

En este contexto, el asesor extremista prefirió jugar a la aventura con tal de no poner en riesgo la cuota de poder que mantiene en el Estado, pese a no haber ganado ninguna elección nacional. La historia debería registrar quién es el asesor o los ministros que aconsejaron al jefe de Estado relativizar una nueva reunión con la lideresa de la oposición. Y debería saberse porque es necesario conocer el nivel de frivolidad e irresponsabilidad con el que algunos asumen sus compromisos con la política. A veces un país, una democracia, una economía que debería crecer y reducir pobreza, no importan mucho con tal de permanecer en el cargo.

En todo caso la disyuntiva está planteada para el gobierno del presidente Kuczynski: o mantiene su alianza con los sectores del extremismo antifujimorista que buscan vetar la participación de Fuerza Popular en el sistema democrático o avanza hacia una convergencia con el fujimorismo para que la democracia recupera gobernabilidad, se relance el crecimiento y se desarrollen reformas de segunda generación para volver a crecer a tasas altas y seguir reduciendo pobreza como antes.

El jefe de Estado, con su extraña respuesta a la invitación de Keiko, nos está diciendo que prefiere que las cosas —en cuanto a las relaciones Ejecutivo y Legislativo— se mantengan igual que durante el primer año de su administración. En otras palabras, una democracia que se desarma y una economía que se acerca a la recesión. Señor presidente, ¿qué le sucede, por favor?

Víctor Andrés Ponce