Ideología y política

Sobre la estrategia de la izquierda en los medios

A diversos sectores sorprendió en extremo el intento de Keiko Fujimori de enviar bombones y chocolates a la izquierda cuando no eran tiempos de segunda vuelta. El tema de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) solo importa en el Perú oficial y no en el real, donde se definirán las elecciones del 2016. ¿Por qué entonces la intención de acicalarse ante una izquierda que no tiene la menor relevancia electoral?

A diversos sectores sorprendió también la manera cómo PPK se dejó envolver por la izquierda a tal extremo que hoy su candidatura comienza a estancarse y, luego del inesperado abrazo de Mario Vargas Llosa, las cosas deben ir de mal a peor. PPK comienza a ser visto como una suma sin identidad, copado por la izquierda y algo cercano a Palacio. ¿Por qué la intención de “izquierdizarse” no obstante que el ADN, la naturaleza, y la posición electoral de PPK, solo se explica por la centro-derecha?

Si a esto le sumamos el hecho de que en todas las elecciones nacionales pos Fujimori las campañas electorales se han desarrollado por la izquierda y los gobiernos se han ejecutado por la derecha, sin temor a equivocarnos, se puede hablar de que la izquierda en el Perú tiene una enorme influencia ideológica no obstante su raquitismo electoral.

Ahora bien, ¿cómo explicamos la influencia ideológica de este sector? No se trata aquí de una supremacía ideológica, de textos descollantes o investigaciones seminales que hayan, como se dice, dado la hora en la cultura política. Después de las llamadas generaciones del Novecientos y del Centenario en el Perú, las novedades intelectuales provienen de El desborde popular de José Matos Mar y El otro sendero de Hernando de Soto. En la izquierda oficial, por el contrario, la excesiva ideologización solo produjo textos que el tiempo termina devorando. La izquierda nacional es un paisaje yermo en ideas.

La influencia de la izquierda proviene de su posicionamiento mediático. ¿Cómo explicar semejantes trincheras si, paradójicamente, la militancia izquierdista suele hablar de “los medios concentrados”?

Al César lo que es del César. En algún momento, el viejo militante del comité central se dio cuenta de la importancia de la media y, ante la pulverización de sus grupos y los desastres electorales, se convirtió en un “activista mediático”. El fracaso de los partidos produjo la figura del analista político y, de pronto, gran parte de la vieja dirigencia zurda estaba debatiendo en la media.

De otro lado, el trauma velasquista, la caída del Muro de Berlín, el desastre del primer gobierno aprista y la actual tragedia de los países chavistas, ha generado una mayoría de opiniones a favor del actual modelo económico. La izquierda utiliza esta realidad para postularse como “la otra propuesta”, “la voz diferente” no obstante su insignificancia política.

De pronto, la estrategia comenzaba a producir resultados. La campaña de “los medios concentrados” y la inexperiencia de algunos liberales confluían para “equilibrar presencias” y, en algunos casos, a desarrollar purgas vergonzosas. La izquierda no solo conquistaba posiciones sino lograba excluir a opiniones relevantes.

La izquierda entonces se ha dado maña para mantener una vigencia ideológica no obstante que no ha producido ideología y teoría y no obstante su poca significancia política. El problema es que los líderes políticos comiencen a creer que ciertas amplificaciones mediáticas representan a las mayorías y no a capillas demasiado pequeñitas.

Por Víctor Andrés Ponce