LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Giro al centro o simple gambito?
Análisis del mensaje de Bellido y el voto de confianza
El mensaje del presidente del Consejo de Ministros (PCM), Guido Bellido, ante el Congreso pretendió limar todos los dientes afilados a la amenaza comunista que se cierne sobre el futuro del Perú. Bellido no mencionó a la asamblea constituyente ni aludió a eventuales nacionalizaciones o expropiaciones. Tampoco insistió en el proyecto de generalizar las rondas en el país, y subrayó que se fortalecerá a la Policía Nacional de Perú (PNP). Igualmente, los anuncios de pasión bolivariana que solía lanzar Héctor Béjar quedaron atrás. En Torre Tagle, al parecer, se van a seguir las políticas de Estado de las últimas décadas.
Todos estos hechos que reseñamos nos indicarían que la administración Castillo y el Gabinete Bellido están recostándose en el centro y abandonando el extremismo comunista, que ha levantado una gigantesca ola de rechazo en el Perú y disparado el dólar a las nubes.
Sin embargo, la propia presencia de Bellido y la continuidad de Íber Maraví en el sector Trabajo, ambos vinculados al comunismo más ortodoxo, en el acto desatan interrogantes y sombras sobre el futuro. Si es evidente que estamos ante un gabinete con mayoría comunista, entonces es absolutamente posible retroceder un paso para luego intentar varios adelante, tal como lo señala el manual leninista.
Desde el mensaje de Fiestas Patrias de Pedro Castillo, y luego de la designación del Gabinete Bellido, la polarización en el país llegó a tal nivel extremo que –a semanas del nuevo Gobierno- se retornó a la disyuntiva de vacancia o disolución del Congreso, que perpetraron el vizcarrismo y el progresismo. En esta confrontación, sobre todo debido a la movilización ciudadana, el Ejecutivo llevaba todas las de perder.
La renuncia obligada de Héctor Béjar a la Cancillería era la confirmación de la situación de defensiva general del Ejecutivo. Si las cosas seguían por este rumbo era absolutamente posible que el primer gobierno comunista ortodoxo de nuestra historia se desplomara en pocas semanas.
La renuncia obligada de Béjar y el mensaje de Bellido, entonces, pueden representar un simple gambito para ganar tiempo, tratar de domar a un dólar encabritado y utilizar los recursos del Estado en los programas sociales –anunciados por Bellido– para crear una base social y una popularidad que posibiliten forzar la convocatoria de una constituyente.
Semejante análisis se refuerza si se considera que el Ejecutivo ya ha reconocido a un sindicato magisterial maoísta y ha modificado el régimen penitenciario al que estaban sometidos Abimael Guzmán y parte de los mandos senderistas. Hoy todos ellos pueden ser trasladados de la Base Naval a penales comunes con regímenes carcelarios flexibles.
En cualquier caso, el desplazamiento del Gabinete Bellido nos indica que estamos ante comunistas experimentados y de larga trayectoria. Sin embargo, también existe la posibilidad del pragmatismo, al que suelen abrazar los comunistas que aceptan la inviabilidad de las utopías.
En cualquier caso, todos estos hechos nos señalan el único camino que debe recorrer la oposición para defender la Constitución y las libertades: mantener la unidad en la movilización ciudadana y el Congreso, y organizar a la ciudadanía de abajo hacia arriba, desde los distritos y provincias hasta la capital.
Ese enorme proceso social de movilización ciudadana es lo único que explica el viraje ministerial. Y es lo único que garantizará que la libertad siga vigente en el país.
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