¿Elecciones ensombrecidas?

Sobre el culebrón electoral alrededor de Guzmán

Por Víctor Andrés Ponce

El nacionalismo no solo nos dejará una institucionalidad deteriorada, un espacio público envilecido por la confrontación promovida desde Palacio, una economía desacelerada, sino que también nos regalará la cuarta elección nacional sin interrupciones algo ensombrecida. Pero no solo se trata del nacionalismo sino de una izquierda mediática que sin reparos hoy denuncia “amenazas a la democracia” por el trámite que se desarrolla ante el JNE alrededor de la candidatura de Julio Guzmán.

Para ser sinceros nunca creí que periodistas e intelectuales de tanta trayectoria participaran de este juego adolescente donde la democracia y las instituciones se convierten en algo relativo. El anti no tiene razones, solo pasiones. Y, de alguna manera, todo tiene que ver con la situación expectante del fujimorismo.

El periodista Gustavo Gorriti ha publicado en la revista Caretas Fraude adelantado, un artículo realmente delirante que parece analizar los problemas electorales en Venezuela, Bolivia y Ecuador antes que los de nuestro país y, unas horas antes, un sujeto denunciaba que “la inteligencia palaciega” le había informado que se había pagado una millonada a un magistrado que había votado en contra de Guzmán. El objetivo de la ofensiva es clara: o retrocedes o la democracia está en cuestión.

Cualquiera sea el desenlace de este culebrón electoral las elecciones del 2016 ya están ensombrecidas por la resolución ambigua del JNE que preside Francisco Távara. Los responsables de esta situación son los miembros del pleno del tribunal electoral, pero más responsable es el titular del órgano electoral. Las cosas se agravan con el anuncio de que en las próximas horas un nuevo Fiscal Supremo reemplazará a un integrante del pleno del JNE. Ahora todo puede pasar.

Si el nuevo pleno de JNE enmienda la decisión del pleno anterior, del Registro de Organizaciones Políticas y del Jurado Especial de Lima, Keiko Fujimori, PPK, Alan García, y los demás candidatos, invocarán argumentos para sostener que todo fue una movida palaciega para favorecer a Guzmán. La inesperada modificación de la composición del máximo tribunal favorece todo tipo de especulaciones.

Y si el JNE se mantiene en sus trece y confirma que la candidatura de Guzmán no va, entonces, la izquierda mediática hablará de fraude con una increíble facilidad y aparecerán las denuncias palaciegas de supuestos sobornos para bastardear un proceso electoral que hasta hace unas semanas era motivo de orgullo para todos los peruanos.

Es evidente que en tiempos de desinstitucionalización nacionalista hasta el JNE pierde la prestancia y respeto que había logrado en los últimos quince años. La democracia peruana ha desarrollado tres procesos electorales de manera interrumpida y avanzaba con relativa tranquilidad hacia la cuarta elección nacional hasta que Datum publicó una encuesta y Guzmán fue consagrado por la izquierda como el outsider. Como el líder morado era un improvisado que ni siquiera sabía quiénes conformaban Todos por el Perú, cascarón al que se había subido para candidatear, entonces, se desató esta trifulca.

Triste momento para una democracia que debería estar brillando ante la cuarta elección sucesiva luego de superar un siglo en el que la regla era diez años democracia seguidos de otra década de dictadura. Triste situación para una sociedad que ha reducido pobreza hasta un quinto de su población y que, de alguna manera, debería ser la imagen de la prudencia y la estabilidad.

Por Víctor Andrés Ponce