El peligroso equilibrio de Vizcarra

Después de la juramentación del Gabinete Villanueva, casi a cuentagotas los periodistas comenzaron a escarbar la trayectoria de los nuevos titulares de los despachos. Y de pronto, el nuevo Consejo de Ministros aparecía signado por la incoherencia con respecto a la economía. En el nuevo Ejecutivo se ha decidido colocar en los sectores del Estado vinculados a la reactivación económica (Economía, Transporte, Producción, Comercio Exterior) a profesionales claramente identificados con la economía de mercado y la necesidad de desarrollar reformas para relanzar el crecimiento y seguir reduciendo pobreza.

Sin embargo en las carteras de Trabajo, Salud, Midis y Cultura se ha designado a profesionales que, por decir lo menos, tenían una trayectoria antimercado. En el caso de Liliana Carmen La Rosa, del Midis, incluso, se sabe que es militante del Frente Amplio. ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo se puede interpretar esta peligrosa incoherencia?

Todo parece indicar que ante la clara ofensiva del establishment –gestado durante las administraciones de Toledo, Humala y PPK— en contra de la administración Vizcarra y la designación de César Villanueva como presidente del Consejo de Ministros (PCM), el nuevo jefe de Estado y su flamante PCM consultaron con todos los grupos del Legislativo.

Es casi seguro que el fujimorismo y el aprismo plantearon una especie de luz roja en contra de la presencia en el Gabinete de todos aquellos sectores que se dedicaron a vetarlos en los últimos quince años (léase izquierda caviar), pero se negaron a integrar directamente o proponer a personas muy allegadas. De allí que en el Gabinete Villanueva no se observa a naranjas ni a gente de Alfonso Ugarte, mientras que el poderoso sector caviar, que campeó en el Estado en la última década y media, está desaparecido.

Como parte de esas consultas y conversaciones es posible que la administración Vizcarra haya buscado adrede adormecer los arrestos de la izquierda parlamentaria antisistema para evitar posibles complicaciones con la calle, sobre todo considerando la manera cómo el Gobierno de PPK abandonó responsabilidades estatales. Por ejemplo, los alarmantes retrasos en la reconstrucción del norte del Perú. De alguna manera el sector antimercado del Gabinete podría explicarse por esa voluntad de organizar un gabinete de ancha base.

Sin embargo el peligroso equilibrio de Vizcarra puede estar originando el nacimiento de un Gabinete Frankenstein, signado por la incoherencia con respecto a qué hacer con respecto a la economía. ¿Cualquier problema? De ninguna manera. Es el problema capital con el que se juzgará al Gobierno de Vizcarra luego de entregar el poder en el 2021.

Es imposible que la economía vuelva a reactivarse si es que en las discusiones sobre cómo consolidar el proyecto Michiquillay en Cajamarca o Tía María en Arequipa, los titulares del Midis y de Cultura, por ejemplo, desatan viejas discusiones en el Gabinete sobre “los problemas ambientales” que suele generar la minería moderna.

Igualmente es imposible imaginar siquiera la urgencia de la reforma laboral que el Perú necesita para recuperar competitividad si el nuevo titular de Trabajo, Christian Sánchez, considera que todos los males del trabajo provienen de “los empresarios chupasangres, explotadores”.

Imagínense los debates al interior del Gabinete Villanueva en momentos en que el Perú necesita ponerse en modo de reformas para relanzar el crecimiento y volver a reducir pobreza.