El marxismo en guerra de géneros

Desde un punto de vista ilustrado, es evidente que algunos de los argumentos contra “los enfoques de género” que se escucharon la semana pasada parecen sacados de tiempos pasados. Pero desde el punto vista de las relaciones Estado-sociedad, desde la perspectiva del control del poder de los estados que —después de tres décadas del fin de la Guerra Fría— comienzan a fagocitarlo todo, y a desaparecer a la sociedad, las cosas son absolutamente diferentes.

Los padres de familia quieren restarle poder al Estado en la educación de sus hijos. Ese es el trasfondo de la marcha nacional del próximo 24 de mayo de “Con mis hijos no te metas”. Amigo liberal, amigo libertario, si pensamos que la libertad nace de las tensiones entre Estado y sociedad, ¿por quién te inclinas?

Imaginemos otro escenario: la ministra de Educación, Flor Pablo, y sus amigos de las ONG marxistas llegan a la conclusión de que el tema de género ya no es tan rentable. Es decir, las fuentes de financiamiento son escasas. De pronto, se proponen impartir en la escuela pública una versión de la historia en que “se promueva la justicia social, la igualdad de derechos y el fin de los excluidos”. En este relato Juan Velasco Alvarado es un héroe y Alberto Fujimori un villano que masacró campesinos. Amigo liberal, amigo libertario, ¿por quién te inclinarías? ¿Por los sectores que promueven una “ideología oficial” sobre la historia o por las corrientes que plantean enseñar todas las interpretaciones históricas?

Planteemos otro escenario: las fuentes de financiamiento para promover una educación “pro medio ambiente” se multiplican a diestra y siniestra para las ONG marxistas. De súbito, el Perú ingresa a una guerra ideológica alrededor de la necesidad de promover “una educación que defienda el medio ambiente para salvar a la humanidad de la catástrofe”. Amigo liberal, amigo libertario, ¿cuál sería tu opinión?

Las teorías del enfoque de género que buscan la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, inevitablemente se convierten en una ideología de género, en una ideología oficial, con el protagonismo de las ONG marxistas. La idea de un Estado que “imparte valores”, que “enseña libertades y derechos” a través de la escuela pública es una visión aterradora que tiene sus orígenes en la escuela comunista o nazi. Ambos estados fascistas y totalitarios pretendían utilizar la escuela pública para forjar las colmenas homogéneas del mañana.

Cuando el Estado pretende organizar criterios sobre la educación, la familia y la sexualidad, por encima y sobre las familias realmente existentes, la sociedad y los privados en general, se abre una terrible puerta para todo tipo de totalitarismos. En el debate sobre la ideología de género no están en discusión los derechos de las minorías, sino cómo se interpretan la naturaleza de las minorías y sus derechos en la enseñanza escolar.

Los derechos de las minorías se debaten en el Congreso, en la opinión pública y la sociedad. ¿Por qué? Porque es en el Poder Legislativo en donde se crean los derechos, y es en la sociedad y en la opinión pública en donde se forman mayorías y minorías a favor de esos derechos. La escuela pública, pues, es un atajo para un debate de larguísimo plazo en la sociedad, que solo nos empujará a una feroz e incontenible reacción conservadora.

Los sectores marxistas, entonces, han decidido asaltar el Estado frente al enorme vacío de poder que se gestó por la guerra Ejecutivo-Legislativo. No solo pretenden instaurar la primera ideología moderna oficial de la escuela pública, sino que intentan reformar la Constitución con las propuestas de la Comisión Tuesta para construir un Ejecutivo omnímodo. Salvo el poder, todo es ilusión.