El candidato García

Sobre las posibilidades electorales del líder aprista

El ex presidente Alan García acaba de anunciar su candidatura presidencial no obstante las campañas de anti propaganda en su contra que, en los últimos meses, incluso, han sido más intensas que las desarrolladas contra Keiko Fujimori.

El militante del anti en el Perú, que tiene apellido antifujimorista y antiaprista, al parecer, interpretó que era inevitable la presencia de Keiko en la segunda vuelta y se propuso pelear, definir, al segundo actor, que disputará la contienda con la candidata naranja. En función de ese objetivo se ha planteado demoler a García. De alguna manera lo consiguió parcialmente al reducir la intención de voto del líder aprista.

Si bien la campaña de “los narcoindultos” roza, hiere, a García, no lo toca directamente, a diferencia de las supuestas agendas de Nadine y el caso Ecoteva, que atraviesan de lado a lado a los implicados.  Las tres campañas electorales pos  Fujimori, de una u otra manera, han estado teñidas por el anti y todo parece indicar que la gente ya diferencia una denuncia de corrupción real de una campaña de demolición.

A nuestro entender semejante situación le permite al líder aprista manejar un margen de maniobra ancho y ajeno. Paradójicamente es la misma energía, el mismo combustible, que usa el militante reactivo del anti que puede terminar empoderando al candidato aprista.

A medida que se desarrolle el cronograma electoral  las posibilidades de triunfo electoral de Keiko –algunos optimistas comienzan a hablar de primera vuelta- se acrecentarán y, ante el evidente estancamiento de PPK, en el espacio no fujimorista se empezará a buscar con desesperación al candidato capaz de enfrentar a la fuerza naranja que, a estas alturas, se parece a un huracán haciendo política y trabajo de bases. Si las cosas se presentan así, hasta el propio Mario Vargas Llosa se colocará la vincha de Alfonso Ugarte obedeciendo a la naturaleza del anti. Esas son las paradojas e inconsistencias de la reacción antes que la razón.

Si ese escenario comenzara a configurarse, entonces, la verdadera campaña electoral empezará cuando García dispare contra Keiko Fujimori y, como ya sabemos, el líder aprista es un político notable, capaz de conectar rápidamente con la racionalidad de las mayorías. Sin embargo en política todo está por verse y depende de la táctica y la estrategia.

La posibilidad de que García se convierta en el segundo actor de la contienda, definitivamente, modificaría algunas premisas en el espacio público. Por ejemplo, la crisis de la política y los partidos, nos ha llevado a los periodistas a creer que sabemos de política y ha surgido la figura del “analista político” que reemplaza al político partidario.

Bueno, el regreso de García en contra de una ola mediática adversa demostraría que no solo los políticos “están desconectados” con la realidad sino la propia media, quizá una clara expresión de la división entre Perú oficial y otro real. Algo de eso ya contemplamos con la humillación que le propinó Luis Castañeda a sus adversarios políticos y mediáticos.

En todo caso, que los políticos vuelvan a tener una cuota de poder en una sociedad abierta es una tremenda noticia. La idea de una sociedad abierta no solo pasa por el equilibrio de poderes de las instituciones sino por el equilibrio entre políticos, intelectuales, periodistas, empresarios y representantes sociales. Cuanto más actores y equilibrio más sociedad abierta.

Por: Víctor Andrés Ponce