¡Dios es peruano! Si respaldaba modelo, Perú Libre pudo quedarse en el poder

De alguna manera los analistas perciben que se vive la última etapa del Gobierno de Pedro Castillo. Más allá de las alharacas de Vladimir Cerrón sobre un supuesto plan B, en caso de que el Congreso no acepte la propuesta de la constituyente –como sucederá inevitablemente–, todos sabemos que el Ejecutivo se desmorona columna por columna, ladrillo por ladrillo. Es un muerto que agoniza todos los días. Lo hizo el pasado 5 de abril ante la desobediencia civil de 11 millones de peruanos. Sucedió con los comandos en el aniversario de la operación Chavín de Huántar, y sucede todos los días con la violencia en Las Bambas.

El Gobierno se disuelve y los únicos que no parecen darse cuenta son Castillo, Perú Libre y los miembros de la élite nacional aterrados por la bravata de la constituyente. Si las cosas están como están en el Perú ya empieza a ser responsabilidad del Congreso. El Ejecutivo se derrumba, pero el Legislativo no se decide a organizar una salida.

Existen diversas causas del desplome del comunismo en el poder. Sin embargo, una es determinante: haber detenido tres décadas de crecimiento y de proceso de reducción de pobreza. Los militantes de Perú Libre son abucheados y largados en provincias, y de allí que Pedro Castillo se reúna en locales de provincias cerrados a la población. 

El estallido social en contra del Gobierno de Castillo es por falta de inversión privada, por falta de empleo, porque no se recupera el ingreso promedio de antes de la pandemia y porque aumenta la pobreza. Y encima, la invasión de Rusia contra Ucrania ha disparado el petróleo y los precios de otros commodities, por lo que sube la canasta básica de los peruanos y la gente explota contra el Gobierno del sombrero.

La economía pues es el peor adversario del Gobierno de Castillo. Nadie puede explicar esa tragedia, ni siquiera los artistas cubanos que suelen armar relatos y fabulaciones para casi todo.

Sin embargo, ¿qué habría pasado si Perú Libre, Vladimir Cerrón y Pedro Castillo hubiesen sido más sagaces y hubiesen entendido el poder de la economía en una sociedad en crecimiento? ¿Qué habría pasado si hubiesen tenido la flexibilidad de los comunistas chinos y vietnamitas y hubiesen entendido que todos han fracasado en el intento de controlar las leyes de la oferta y la demanda (hasta el viejo Marx)?

Si Perú Libre hubiese sido más flexible con el mercado se habrían nombrado ministros capaces y técnicos en los sectores vinculados a la economía. Y con los altos precios de los minerales, el país, simplemente, estaría creciendo a velocidad crucero. Quizá por encima del 6% reduciendo entre tres y cuatro puntos de pobreza por año.

Y como Perú Libre se declaraba pro pobres, a favor de los descamisados, los comunistas habrían manejado los ministerios sociales en la estrategia de producir una alianza entre el Estado, las empresas y la población para distribuir correctamente la riqueza generada por el sector privado.

Todo el boom económico y social y la reducción de la pobreza habría sido un triunfo de Perú Libre. El movimiento comunista habría arrasado en las elecciones regionales y habría liderado una alianza de pobres y empresarios que sería imbatible. A lo mejor en ese escenario se quedaban en el poder por varias temporadas.

Sin embargo, la angurria de la semana llevó a Perú Libre a querer todo el poder al día siguiente. Comprendieron que para centralizar rápidamente el poder tenían que colectivizar la economía y desataron la actual destrucción nacional. La quiebra del sector privado anuncia oleadas de estatizaciones y creación de empresas estatales.

En cualquier caso, Dios sigue siendo peruano. ¡Se podían haber quedado varias estaciones!