Desaceleración y política

Sobre la agenda a debatir en las próximas elecciones generales

Es evidente que uno de los temas principales en las próximas elecciones nacionales tendrá que ver con las causas de la desaceleración economica. La izquierda subrayará y amplificará el fenómeno de la caída de los precios de los commodities como causa principal del frenazo y luego propondrá el “cambio del modelo”.  La consecuencia de esta aproximación sería que los pecados capitales del nacionalismo se convertirían en veniales, fáciles de perdonar. Finalmente, si los males vienen de afuera, lo mismo le pudo haber sucedido a cualquier gobierno.

Quienes sostienen que no obstante tratarse de una suma de causas internas y externas, son los problemas del país los que explican, principalmente, el frenazo que se agrava, de una u otra manera, sentarán en el banquillo de los acusados al gobierno humalista. En otras palabras, las sentencias o exculpaciones del nacionalismo serán las notas distintivas del enjuiciamiento de la actual situación económica.

El hecho de que el presidente Humala haya manifestado que ningún gobierno en los últimos 30 años demostró tanto amor a las empresas públicas como el gobierno nacionalista quizá ayude a clarificar las cosas. Si bien el nacionalismo no ha modificado las líneas generales del modelo es evidente que ha convertido al estado en la principal rémora del crecimiento económico.

Un ejemplo: Conga y Tía María son dos proyectos mineros que persisten no obstante el descenso del precio del cobre, las guerras prolongadas que les ha declarado el radicalismo anti minero y las constantes postergaciones que elevan los costos. ¿Por qué esa insistencia? Porque continúan siendo rentables. No hay otra respuesta. La caída de los commodities, entonces, es un problema, pero no como para detener semejantes emprendimientos.

Si Conga y Tía María continúan bloqueados es por el colapso del estado. La organización estatal es incapaz de hacer valer las concesiones del subsuelo que otorga a los privados, de proveer seguridad y orden público frente a la violencia antiminera, de resolver los problemas de infraestructura y servicios en las zonas adyacentes a los proyectos mineros. La suma de errores estatales proviene de la ineficiencia del gobierno central y de los gobiernos subnacionales.

Si bien durante las administraciones de Toledo con el Arequipazo y de García con el Baguazo, se percibía esta especie de renuncia estatal, las cosas se agravaron a niveles impensados con el nacionalismo, que acumuló el Congazo y el Tía Mariazo, como imágenes que decoran el escenario de la desaceleración actual. Y es que Humala parece haber abdicado de su responsabilidad en la gobernabilidad.

De allí que el enjuiciamiento y sentencia del nacionalismo como principal responsable de la desaceleración es una canción que se escuchará en las próximas elecciones. Y, de una u otra forma, semejante proceso terminará afectando a la izquierda.

Hasta ahora el debate sobre el modelo y la desaceleración no parece un asunto de primer orden en medio de los silencios de los candidatos y las denuncias sobre las supuestas agendas de Nadine Heredia. Sin embargo en una sociedad que, en el último cuarto de siglo, se acostumbró a crecer, reducir pobreza y ampliar el bienestar, el tema puede convertirse en un asunto decisivo para la derrota o el triunfo electoral.

Por: Víctor Andrés Ponce