¡Cuidado pepekausas!

El error estratégico de aproximarse al radicalismo estatista

No se puede entender qué puede haber impulsado a PPK a sostener que iba a visitar a Gregorio Santos. Tampoco es posible digerir las declaraciones de otros voceros del pepekausismo señalando que el programa de gobierno del gringo de los Andes tiene similitudes con el plan estatista y proteccionista del Frente Amplio. La única explicación para semejantes reacciones es que en los predios de PPK se considera que el voto de la izquierda en Cajamarca y la sierra sur del Perú puede ser endosado por los dirigentes de izquierda. Un gravísimo error que, como dicen los especialistas, puede tener consecuencias estratégicas.

El voto en el sur del Perú a favor de Verónica Mendoza y el de Cajamarca por Gregorio Santos no expresan una identidad de izquierda; son manifestaciones de un sentimiento en contra de la indolencia estatal de los últimos cinco años. Algunos han sostenido, por ejemplo, que Santos evitó el triunfo de Mendoza. Existen estudios y encuestas que indican que la matriz de transferencia más bien era a favor del fujimorismo. Sin la participación de Santos entonces se acrecentaban las posibilidades de Keiko en primera vuelta antes que el avance de Mendoza. Los resultados en Cajamarca son ilustrativos: Santos 40%, Keiko 32% y Mendoza 10%.

De otro lado, el voto sureño de Mendoza puede pasarse con extrema facilidad al fujimorismo, por su naturaleza antiestatal y antigubernamental. Ya alguna vez sucedió así. En los ochentas el voto del sur por la izquierda era aplastante, pero en los noventas se volvió abrumadoramente a favor del fujimorismo. ¿Qué hace entonces PPK tocando la puerta del radicalismo o creyendo que la izquierda puede endosar votaciones?

Igualmente el resultado de primera vuelta nos señala que el 70% del electorado se pronunció a favor de mantener las grandes vigas institucionales y económicas de los últimos 25 años. Entonces, ¿qué hace PPK lanzando besos volados al radicalismo estatista que pretende derogar la Carta Política de 1993? Finalmente, ¿se atreverá a firmar una Hoja de Ruta que contente a la izquierda?

La única posibilidad que tiene PPK de alzarse con la victoria electoral en el ballotage es logrando una mejor representación de la mayoría conservadora que se expresó en la primera ronda. Y eso solo lo logrará si saca todas las potencias de su naturaleza, de su ADN, que solo proviene de la centro derecha. Si PPK demuestra que es el hombre de las reformas que transformarán al Estado y a la economía para seguir creciendo a tasas altas y continuar reduciendo la pobreza, entonces estará en condiciones de remontar los 20 puntos de diferencia que le ha sacado Keiko.

Si demuestra que es capaz de unir a los dos países, a las dos sociedades que se han expresado en las elecciones nacionales, el gringo de los Andes aparecerá como la mejor alternativa para la gobernabilidad y las convergencias. Y su rival es un fujimorismo que —si bien controla el Legislativo— podría convertirse en sinónimo de polarización política y social.

PPK no tiene otra alternativa. Si juega con el antifujimorismo —que aparece desgastado y derrotado frente al 40% de la pared fujimorista— y pretende abrazarse con el radicalismo estatista, PPK tendrá que levantar el puño y gritar ¡agua sí, oro no! Si hace eso no solo cometerá un error político gigantesco, sino que mostrará una imagen muy triste (nos negamos a usar otro adjetivo) para un hombre que ha logrado en política, a punta de terquedad y voluntad, lo que parecía imposible. ¡Cuiden al gringo de los Andes!

Víctor Andrés Ponce