LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Codazos entre la centro derecha
Falta ideología e identidad programática
A pocos días de las elecciones una sorpresa remece el escenario político: A pesar de los juegos de magia del establishment para sacar cartas debajo de la manga y crear realidades virtuales, en la percepción de la gente, en la realidad, los ciudadanos comienzan a optar con criterio propio. Los castillos artificiales que se encienden tienen poco efecto, y pasan los días y la desesperación aumenta para algunos. En este contexto, no sería nada extraño que dos candidaturas de la centro derecha pasen a la segunda vuelta.
¿Cuál es la explicación de este giro de 180 grados en el escenario? Quizá para encontrar una respuesta hay que observar la situación que enfrentan las candidaturas de Julio Guzmán y Daniel Salaverry, dos alfiles de la pasada administración Vizcarra. Ambos están reducidos a la nada, y la única lucha que ahora desarrollan es para pasar la valla electoral. Si otros alfiles de la administración Vizcarra, como George Forsyth, siguen pasando con frescura es porque nadie quiere apretar al ex arquero de Alianza Lima. Al respecto, vale recordar que Guzmán, Salaverry, Forsyth y Mendoza convocaron a marchar a la generación desinformada para derribar a la administración de Manuel Merino.
¿Qué revelan estos hechos? Que la caída de Martín Vizcarra en el favor de la gente –por el caso Vacunagate y otros– no solo ha derribado al ex jefe de Estado, sino a todos los alfiles que se movían en el tablero que él digitaba. El efecto inverso se ha producido en las candidaturas de Rafael López Aliaga, Keiko Fujimori y Hernando de Soto. Los tres postulantes han comenzado a subir, mientras los demás se desmoronan. Por ejemplo, si una candidatura como la de Daniel Urresti no despega, también algo tiene que ver con las ondas expansivas del terremoto Vizcarra.
En otras palabras, se derrumba el oficialismo, que había encumbrado a las izquierdas en el Estado, y suben los potenciales opositores. Es decir, es el perfil opositor a la tragedia que dejan las administraciones de Vizcarra y Sagasti lo que explica la emergencia de la centro derecha.
Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención son los cada vez más frecuentes codazos entre los propios candidatos de la centro derecha, en vez de pisar el acelerador de la oposición y construir un discurso alternativo al relato que la izquierda ha venido escribiendo desde inicios del 2000, sobre todo con la llamada “Comisión de la Verdad”.
Los codazos entre la centro derecha grafican la ausencia de ideología e identidad entre los mencionados candidatos. ¿Por qué? ¿Cómo se puede golpear al vecino del barrio en vez de señalar la amenaza colectivista y estatista que se dibuja en el horizonte? Como si las pasadas guerras entre fujimoristas y pepekausas no explicaran la actual devastación nacional, los candidatos de la centro derecha, al parecer, no quieren aprender de las guerras perdidas y priorizan diferencias, en vez de la urgente unidad para detener la ofensiva colectivista.
Claro que existen diferencias entre los candidatos de la centro derecha. Sin embargo, si la amenaza colectivista se materializara se acabaría la posibilidad de las libertades política, económica, del derecho a la propiedad y los contratos, y la posibilidad de defender la vida y la familia. Semejantes reflexiones valen para la primera y segunda vuelta, porque en las tribunas estarán los perpetuos candeleros que buscarán agudizar las contradicciones para luego gobernar sin ganar elecciones. Advertidos están.
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