LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Castillo no puede correrse al centro
Todo empieza a convertirse en un wishful thinking del sector caviar
La actual polarización y confrontación política y social tiene dos causas: por un lado, los cuestionamientos al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que se niega contrastar las actas cuestionadas con el padrón electoral; y por el otro, el programa de Perú Libre, que propone convocar a una constituyente y colectivizar la economía. No nos cabe la menor duda de que este último factor es el principal combustible de la confrontación, porque la abrumadora mayoría del país no está dispuesta a aceptar el modelo venezolano.
Cualquier estrategia política medianamente discreta habría eliminado el principal combustible que alimenta esta confrontación sin cuartel que se apodera de la sociedad peruana. Es decir, se habría descartado la constituyente y se habría anunciado un equipo ministerial que garantizara la continuidad del modelo basado en la inversión privada y los mercados desregulados. Sin embargo, más allá de un gaseoso pedido para que Julio Velarde continúe al frente del BCR, no hubo nada en ese sentido. Decimos gaseoso porque horas después del anuncio sobre Velarde, el propio Pedro Castillo señaló que el 28 de julio plantearía la convocatoria de una constituyente integrada también por las fuerzas sociales (léase soviets).
Desde esa fecha hasta el cierre de esta edición, no hay ninguna señal de que Castillo se corra al centro y de que acepte el camino constitucional. ¿Por qué no lo hace? Si Castillo fuese Evo Morales o el propio Hugo Chávez, hace varios siglos ya habría anunciado el viraje hacia el centro para desmontar la movilización popular contra la constituyente y la colectivización de la economía. Sin embargo, el candidato del lápiz no lo hace. ¿Por qué?
Más allá de los rumores que inundan Lima sobre ministros viables para la economía –que parecen fuegos de artificio– Castillo no puede virar hacia el centro como demandaría el manual. Y la única explicación es que en el candidato Castillo las relaciones y vínculos con Perú Libre y el Movadef pesan mucho más que cualquier estrategia política inteligente.
Perú Libre anuncia un evento nacional para este 24 de julio, al cual asistirá Castillo. Los perulibristas se oponen abiertamente a un viraje hacia el centro, porque significaría compartir el gobierno con la angustia estatal de la izquierda limeña. La estrategia de Perú Libre, por lo tanto, es mantener el programa con el que ganaron las elecciones sin ceder milímetro alguno.
De otro lado, el Movadef parece entender un eventual gobierno de Castillo como un momento de acumulación de fuerzas estratégicas para elevar la conciencia del pueblo, agudizar las contradicciones, y pasar a niveles superiores de lucha.
En este contexto, el viraje hacia el centro de Castillo comienza a convertirse en un wishful thinking de la llamada izquierda caviar, muy interesada en controlar el Estado sin formar partidos políticos ni ganar elecciones.
¿Qué puede suceder si Castillo, como se dice, deja tirando cintura a la izquierda caviar? A nuestro entender el Perú avanzaría hacia una implosión institucional, hacia una guerra política hasta con tres ejércitos: el radicalismo comunista, la izquierda limeña y la masiva centro derecha democrática. En este escenario, el Congreso tendría que convertirse en la única isla institucional para salvar al sistema republicano del naufragio.
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